Reseña
Algo más de tres cuartos de entrada en tarde de intenso calor y ráfagas de viento. Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Santa Rosa, mansos, descastados y peligrosos, excepto el quinto, que fue más colaborador y tuvo mejores condiciones. Martín Campuzano, ovación con saludos y división; Pepe Moral, silencio y vuelta por su cuenta; Joao Moura, palmas y vuelta al ruedo.
Bien se dice que el toro es materia prima fundamental del espectáculo. Sin él no hay fiesta ni nada. Y la tarde de hoy pasó exactamente eso. Todas las ilusiones de los tres alternantes del cartel de hoy fueron al traste por el pésimo y deslucido juego de los astados de Santa Rosa, que además, tuvieron peligro y malas ideas.
El novillero local Martín Campuzano, que tan buen ambiente dejara la feria anterior, no pudo reeditar su triunfo. A pesar de ello, estuvo muy digno y despejado de ideas, sobre todo en su primero, al que trató de torearlo bien y con empaque, en las pocas arrancadas francas que le brindó su oponente, pues el ejemplar tenía malas ideas y buscaba permanentemente las carnes del torero.
Su segundo fue otro marrajo, con el que Campuzano pudo tan sólo estar dispuesto y valiente; demoró en encontrarle la muerte y le tocaron dos avisos, ante el enojo de la parroquia, que desquitó su desazón con el torero, quizá de modo algo injusto.
Pepe Moral demostró aplomo y oficio ante su primero, que fue un animal complicado e incierto. Sorteó el único ejemplar potable del encierro, que hizo segundo de su lote, y que tuvo algo más de claridad y calidad en sus embestidas.
Así y todo, y luego de un vibrante inicio de faena de muleta, no supo entenderlo a fondo y su trasteo bajó mucho de tono, cuando bien pudo haber servido para obtener un triunfo mayor. Resultó herido con su estoque cuando éste cayó a la arena, ocasionándole una herida en su pie izquierdo. Al finalizar su trasteo escuchó una ovación, pero que el propio novillero convirtió en vuelta al ruedo, por su cuenta.
Joao Moura demostró, durante todo su paso por la Feria, que es un rejoneador con oficio y con una técnica muy bien aprendida. Sus oponentes de hoy tampoco le permitieron el triunfo, que buscó con afán durante las tres tardes en las que actuó.
Sus dos actuaciones de hoy estuvieron cargadas de entrega y de torería, logrando los pasajes más lucidos con el segundo de su lote, que hizo sexto, que fue otro manso pero con el que Moura puso gran empeño e ilusión por agradar a la parroquia. Injusta fue la autoridad en no concederle la oreja que pidió con fuerza la parroquia, que era, además, un justo premio en conjunto a la actuación del joven torero portugués. Todo quedó en vuelta al ruedo.
Mención especial cabe hacer de las cuadrillas, que esta tarde tuvieron lucida actuación en varios pasajes del festejo. Destacó con los palos Milton “El Diablo” Calahorrano, y en varas, Hernán Tapia.
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