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Grai
Fabián

viernes, 26 de noviembre de 2010

VI Festival Virgen Esperanza de Triana: Enrique Ponce corta tres orejas

RESEÑA

Lleno en los tendidos en noche nublada y algo fría. Se lidiaron tres ejemplares de Huagrahuasi (1ro, 2do y 4to, bien presentados y de buen juego en general) y uno de Triana, que hizo 3ro, complicado pero que terminó a más en la muleta del torero de Chiva. Enrique Ponce, oreja y dos orejas; Javier Conde, oreja y oreja.
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En un marco incomparable de público e intensas sensaciones, se desarrolló el Sexto Festival Virgen Esperanza de Triana, en la tradicional Plaza Belmonte de Quito.

Se encontraron en el ruedo belmontino las contrastadas tauromaquias de Enrique Ponce y Javier Conde, que en conjunto ofrecieron un muy interesante espectáculo.

Enrique Ponce sorteó dos ejemplares de distinta condición; su primero, de Huagrahuasi, fue un colaborador y noble ejemplar con el que estuvo muy asentado y aseado.  

Toreó de forma airosa yelegante con el capote, con el que lució también en un quite por verónicas, muy templadas y rítmicas.

Inició faena de muleta de forma portentosa, como es habitual en el torero valenciano. Los momentos más intensos los consiguió toreando en redondo por la mano diestra, en series muy conjuntadas y ligadas. Para entonces, ya Los del Río jaleaban su quehacer mientras el público aplaudía entusiastamente al maestro de Chiva.
 
No tuvo la misma intensidad el trasteo por el pitón izquierdo, por donde el pupilo de Huagrahuasi se empleó con menos claridad. Así y todo, Ponce lo intentó y consiguió muletazos al natural que tuvieron mucha sustancia.

Se vino a menos el astado de Huagrahuasi, sintiéndose sometido por la poderosa muleta de Enrique Ponce. Quiso irse a tablas el novillo, y ahí lo sujetó el torero para colofonar su actuación con algunos muletazos circulares. muy ovacionados por el respetable. Se le fue baja la estocada al valenciano a la hora de pasaportar a su enemigo, pero ello no fue óbice para que la presidencia de plaza le concediera la primera oreja de la noche. 

Si su primero fue noble y colaborador, su segundo, del hierro de Triana, propuso una pelea incierta de inicio, que Ponce tuvo que ir desentrañando poco a poco. A pies juntos le recibió con el capote, con mucha cadencia y suavidad. 
Brindó su muerte a Doña Judith Terán, madre del matador y empresario José Luis Cobo.
 
Con la muleta pasó alguna fatiga, sobre todo al inicio, pues el novillo  medía mucho y se revolvía en un palmo de terreno. Así y todo, Ponce echó mano de su privilegiada técnica para imponerse al burel y estructurar una seria y compacta faena, de series muy meritorias por ambos pitones. 
No encontró lo blando en su primer encuentro con la espada y dejó una gran estocada de ejecución, aunque un tanto trasera. en su segundo viaje.  El público y la presidencia premiaron su gran labor concediéndole las dos orejas.

El malagueño Javier Conde, que entró en el cartel por  la vía de la sustitución  por baja del veterano Espartaco, tuvo una actuación intermitente. No logró lucir del todo  con el capote en su primero. De su saludo inicial destacó la media verónica, de gran factura, y  luego, un personal quite por chicuelinas.
Con mano zurda vinieron los mejores muletazos de su faena. Por ese pitón el novillo se empleó  acometiendo con clase y son, aunque Conde no lo acabó  de aprovechar.

Luego de un pinchazo hondo, dejó una estocada casi entera, bien colocada y efectiva y cortó la oreja de su primero.

Mejor estuvo el malagueño en su segundo, con el que demostró un poco más de seguridad y confianza.

Su trasteo de muleta esta vez fue algo más entonado, sobre todo a partir de la segunda serie por la mano diestra, a la que imprimió ligazón, ritmo y pellizco. Con la mano izquierda la faena alcanzó algún pasaje interesante e inspirado, ante el beneplácito del respetable.

Conde marcó varias pausas a su trasteo y desplegó su particular repertorio, no siempre lucido y conjuntado. Así y todo, mantuvo el interés del abarrotado escenario, que le jaleó con fuerza.

Emborronó con la espada las cotas alcanzadas en su trasteo de muleta. Así y todo, la autoridad le concedió la oreja..

Un año más, el festival de la Belmonte fue un éxito rotundo, tanto por la gran presencia del público como por el resultado artístico. ¡Enhorabuena, José Luis!. 

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