Bienvenidos a TOROS EN ECUADOR

Bienvenido, amigo aficionado. Lo que aquí encontrará es un esfuerzo de un aficionado como usted, que siente la fiesta con pasión e ilusión. Desde aquí ofreceré mi modesto y muy personal punto de vista sobre la fiesta; podrá encontrar también crónicas de festejos, en distintas partes del territorio ecuatoriano; análisis los momentos más importantes de la fiesta en el mundo taurino.

Gracias por pasar por este sitio...

Grai
Fabián

martes, 9 de diciembre de 2008

ECOS DE LA FERIA DE QUITO 2008: El Juli, Morante y Albán, los destacados de la Feria

Se cumplieron los pronósticos y las previsiones que todos los aficionados hacían antes del arranque del ciclo quiteño del 2008. Finalmente Julián López “El Juli” refrendó, en solitario esta vez, su categoría de gran figura del toreo, demostrado en dos pletóricas y completas actuaciones en el ruedo quiteño, y se llevó la estatuilla del Jesús del Gran Poder.

También dio altísima nota Morante de la Puebla, que encantó y cautivó con su torería y gran disposición para imponerse a ejemplares que fueron la antítesis del toro que le sirve para destapar con rotundidad el tarro de las esencias.

Sebastián Castella, en cambio, que también se anunció tres tardes, no logró acoplarse y estuvo intermitente en sus actuaciones, sin lograr redondear su paso por la feria.

El torero ecuatoriano Guillermo Albán fue otro de los protagonistas del ciclo, volviendo a triunfar de modo rotundo en una plaza en donde es un ídolo indiscutible.

EL TORO

A lo largo de los nueve días se lidiaron un total de 59 ejemplares, todos de las ganaderías y hierros nacionales. Este año debutaba la ganadería y hierro de VISTAHERMOSA, antes Carlos Manuel Cobo, que tuvo un auspicioso entré con el gran novillo Sopladito, lidiado e indultado por el francés Román Pérez la tarde del domingo 30 de noviembre.

Otros nombres y hierros destacados de la feria fueron:

Heredero, de Huagrahuasi, que fue un extraordinario toro que aunó bravura, nobleza y calidad en sus embestidas, y que desbordó en la lidia de muleta al torero ecuatoriano Diego Rivas, la tarde del 4 de diciembre. Este sería, a la postre, declarado el mejor toro de la feria.

Comandante, de Santa Coloma, fue otro gran ejemplar corrido en esta feria, con el que no se acopló el sevillano Antonio Barrera.

Coqueto, de la ganadería de Peñas Blancas, fue otro de los toros importantes de la feria, que sorteó el nacional Juan Francisco Hinojosa, y al que le cortó una oreja. Un toro, ciertamente, de triunfo grande.

Dieron también un juego aceptable algunos ejemplares de la ganadería de La Trinidad, que tuvo además el mérito de enviar encierros excelentemente bien presentados y de preciosa lámina.

No tuvo suerte el hierro de Campo Bravo, que el 2007 presentó dos buenos ejemplares que estuvieron formando parte del grupo de toros importantes de ese año; Mirafuente tuvo un balance discreto, aunque se nota alguna mejoría con respecto al año anterior; El Pinar, hierro hermano de Campo Bravo, pasó también de puntillas en esta feria.

Huagrahuasi y Triana siguen siendo ganaderías protagónicas y garantía de triunfo en la Feria de Quito. De su casa ganadera ha salido el mejor ejemplar de esta feria, además de algunos otros que tuvieron clase y posibilitaron el triunfo de sus lidiadores. Habrá de seguir bregando el buen ganadero José Luis Cobo para volver a llegar a las altísimas cotas de calidad y regularidad alcanzados por estas dos ganaderías el año 2006, cuando tuvo una feria cumbre con varios de sus ejemplares.

Un año más hay que reconocer la irreprochable presentación de los astados de La Trinidad, todos con el trapío como para una feria de la categoría que pretende tener la de Quito. Fueron, en líneas generales, mansos pero muy manejables para sus lidiadores, y bien pudieron haber permitido un triunfo mayor del que obtuvieron los toreros.

LOS TOREROS

“El Juli” volvió a ser el triunfador de la Feria, dejando en la afición un ambientazo para lo que será, suponemos, su actuación en la próxima feria quiteña. En tres actuaciones demostró por qué es máxima figura del toreo. No tuvo, ciertamente, toros propicios para alcanzar un triunfo aún más sonoro y abultado, en lo que a trofeos se refiere, pero con lo que tuvo le bastó para pasear su maestría, rotundidad y afición enorme. Tres orejas fue el balance final de su actuación, pero quizá debió llevarse alguna más, luego de un trasteo que debió premiarse aún ante la ausencia de pañuelos en el tendido. Afición obliga…

Morante de la Puebla fue otro gran protagonista de la feria. Hizo el toreo eterno en sus dos presentaciones, en las que exhibió además un talante muy especial, lleno de entrega y voluntad firme para agradar. Para ello empleó toda su portentosa técnica y un auténtico valor para abandonarse y dejar que su genialidad e inspiración brotaran, para alegría de todos los aficionados quiteños. Él tampoco sorteó ejemplares a modo como para triunfar rotundamente, pero nos dejó el alma llena y con ganas de volver a verlo el año venidero. Ojalá.

El ecuatoriano Guillermo Albán se sobrepuso con dignidad y profesionalismo al percance que sufrió en la primera de sus dos comparecencias, cuando un manso e incierto toro de Campo Bravo le infirió una cornada de dos trayectorias en su pierna izquierda. Remontó la tarde y cumplió con su compromiso. Y dos días más tarde, con la herida aún supurante y sin apenas convalecer del percance, volvió a ponerse delante para realizar una de las actuaciones más completas que se le recuerdan al torero compatriota en el ruedo quiteño. Estuvo centrado y toreando con mucho temple a dos ejemplares flojos pero con calidad y nobleza, y también echando el resto para triunfar a sangre y fuego.

“El Fandi” volvió a “enfandilar” a la plaza con su impresionante capacidad física y su pleno dominio de terrenos y suertes con las banderillas. Otra cosa es ya con la muleta, con la que no logra el torero de Granada redondear sus actuaciones. Si bien también atravesó la puerta grande a hombros, su actuación no fue rotunda.

Sebastián Castella no ha estado tampoco este año al mismo nivel que en años anteriores. Si bien cortó dos orejas a un colaborador ejemplar la tarde del festival, se dejó ir un muy buen ejemplar de triunfo la tarde del 4 de diciembre, al que se dedicó a pinchar reiteradas ocasiones.

José María Manzanares volvió a marcharse prácticamente inédito de Quito, luego de sortear un lote imposible con el que prácticamente nada pudo hacer. Ojalá podamos verlo nuevamente, pues su clase y torería están fuera de toda duda.

Tampoco tuvo suerte César Jiménez, que buscó reeditar su gran triunfo de 2006, sin conseguirlo. Tuvo un lote imposible, a más de que su primero fue muy mal castigado en varas y eso puso al público en su contra, de manera injusta.

De puntillas pasó el sevillano Antonio Barrera, que bien pudo triunfar con el primero de su lote, un exigente pero buen toro de Santa Coloma, de nombre Comandante, al que lo toreo sin apreturas y demasiadas precauciones.

Antonio Ferrera cortó una oreja luego de una labor esforzada y de dar fiesta también con los rehiletes, en el segundo de su lote.

El burgalés José Ignacio Ramos se mostró solvente y lidiador con su dispar lote, al que poco provecho pudo sacarle. Dejó, de todas maneras, detalles interesantes de torero de oficio y maduro.

Volvió a cautivar con su carisma y simpatía el joven torero mexicano Joselito Adame, que cortó oreja en su primero la tarde del 6 de diciembre. En el festival estuvo también entusiasta y centrado con el novillo que lidió, escuchando palmas del respetable.

El rejoneador de Jaén Álvaro Montes tuvo una irregular presentación en Quito, repartida en tres tardes del abono quiteño. Dejó ver reiteradamente su falta de ajuste y ortodoxia a la hora de hacer el toreo fundamental a la jineta, y su labor fue más bien superficial y periférica en la mayoría de sus compromisos. Cortó tres orejas - dos en su primera comparecencia y una en la segunda - dejando un sabor bastante insípido tras su paso por la Feria de Quito. No es Montes el rejoneador para una plaza de la categoría de la de Quito, más aún cuando por su ruedo han pasado figuras como Hermoso de Mendoza, Diego Ventura, Andy Cartagena y Joao Moura.

Los coletas nacionales

Carlos Yánez tuvo su única comparecencia en el “Festival del Recuerdo”. Estuvo francamente desdibujado, inseguro y sin sitio para afrontar el compromiso. Se fue de vacío luego de escuchar un par de avisos.

Guillermo Albán como ya queda dicho, justificó con creces su inclusión doble en los carteles. Su balance final, en dos tardes contratadas, fue de una vuelta al ruedo y puerta grande, al cortar dos orejas a su lote, el día 1 de diciembre. Su crédito y prestigio quedan revalorizados y fortalecidos de cara a lo que sería su participación en la feria del 2009, de llegar a acuerdos con la empresa gestora.

Diego Rivas se llevó el lote de la feria, al sortear con toros de triunfo grande. Estuvo templado y asentado con el primero, al que le buscó el indulto, y difuso y populista con el gran Heredero, de Huagrahuasi que le ofreció en cambio, un triunfo resonante en sus embestidas de gran son y clase. Le cortó una oreja por un trasteo más efectista que de verdad, pudiendo, a ese sí, perdonarle la vida si se fajaba y lo toreaba de verdad.

Juan Francisco Hinojosa también pudo marcharse con triunfo, tras sortear un muy buen ejemplar de Peñas Blancas, que tuvo bravura y transmisión. Acusó su escaso rodaje a la hora de descifrar las embestidas de su oponente, y terminó cortándole una oreja que supo a poco.

Martín Campuzano tomó la alternativa de manera digna y estuvo francamente importante con sus dos oponentes, a los que pinchó reiteradamente perdiendo así un triunfo de clamor la tarde de su doctorado. Así y todo, la gente se entregó a su toreo hondo y de mano baja, valeroso y sincero. Tenemos un torero que puede llegar bien alto, si busca otros horizontes, para continuar su proceso de crecimiento y maduración lo más pronto posible.

En el escalafón inferior, no lograron brillar los nacionales Rafael Rodríguez y Álvaro Samper. El primero tuvo ciertamente alguna opción con el primero de su lote, pero le faltó actitud y convicción para triunfar. Samper estuvo molesto con el viento que sopló incesantemente y con sus oponentes, que no fueron fáciles. Buscó, sin embargo, hacer bien las cosas y estuvo empeñoso y con voluntad.

Curro Rodríguez apuntó detalles sueltos en el Festival, en el que fue incluido luego de una entonada actuación en las novilladas de pre feria. Tendrá que seguir rodando y curtiéndose como torero, pues tiene condiciones.

Los tres novilleros europeos tuvieron actuaciones lucidas. Sobresalió Román Pérez, que indultó al buen Sopladito, de Vistahermosa y cortó otra oreja de su segundo oponente, arrollando en su presentación en la plaza quiteña. José Carlos Venegas es un novillero fino y elegante, al que habrá que verlo y seguirle la pista. Seguramente dirá mucho en las temporadas venideras. Miguel Ángel Delgado mostró también buenas maneras y valor, y logró abrir la puerta grande la tarde del 5 de diciembre, en medio de un tremendo aguacero.

LOS HOMBRES DE PLATA

A gran altura rayaron varios de los subalternos, y de modo especial Juan José San Martín y Milton “El Diablo” Calahorrano, destacadísimos subalternos que son garantía de buena lidia y apoyo a los toreros. Hernán Tapia, y Braulio Almeida han vuelto a destacar en varas a lo largo de la feria.

LA AUTORIDAD

Acertada en líneas generales fue la actuación de la presidencia de plaza en esta feria. Se le apunta, sin embargo, algún fallo a la hora de la concesión de trofeos, cuando debió premiarse sin duda un trasteo tremendamente inteligente y capaz de “El Juli”, la tarde del 1 de diciembre, en el primero de su lote, y ante el cual la autoridad no se inmutó.

Con buen criterio manejó el cambio de toros, cuando éstos se lesionaron en el ruedo. Es verdad que el reglamento es claro en ese sentido, pero las decisiones presidenciales precautelaron el buen curso del espectáculo en ese sentido.

EL PÚBLICO

El público que se dio cita a la Plaza de Toros Quito ha sido festivo y respetuoso, en su gran mayoría. Sabe aquilatar y valorar el toreo bueno, cuando éste se hace presente en el ruedo. Mantiene silencio y se engancha fácil cuando hay un torero que hace las cosas de verdad. Esto fue especialmente evidente durante las actuaciones de “Morante de la Puebla“ y “El Juli” cuando el público se mantuvo expectante durante toda la actuación de los coletas españoles.

Todavía se debate, sin embargo, con ciertos juicios equivocados, como por ejemplo, el de pitar a los del castoreño tan pronto aparecen en el ruedo. O a pitar fuertemente pidiendo las orejas para un torero, que podría incluso interpretarse como una reprobación a su labor.

El aficionado debe aprender a pedir las orejas con los pañuelos, y premiar así trasteos y faenas que, por peticiones insuficientes –según manifiesta la autoridad- quedan sin ser premiadas.

Ha de mantener también un respeto para la autoridad de plaza, que sabemos comete errores, pero a la cual tiene que respetar, y sobre todo, abstenerse de ir a lo personal en los epítetos y gesticulaciones.

lunes, 8 de diciembre de 2008

GRAN IMPACTO DEL PROGRAMA TAURINO "LA HORA DE LA VERDAD"




Incontestable. Sonoro. Rotundo. Un año más, como ya viene siendo costumbre durante las transmisiones de la Feria de Quito "Jesús del Gran Poder", el programa taurino radial La Hora de la Verdad, el más antiguo del Ecuador, se ha apuntado otro señalado éxito entre la audiencia taurina del país, a través de RADIO UNIVERSAL, y del mundo entero, a través de nuestro enlace virtual horadelaverdad.net, mediante el cual nos escucharon nítida e íntegramente en todo el orbe taurino.

Más aún, la alianza establecida entre
La Hora de la Verdad, el portal taurino virtual mundotoromexico.com, la gran revista especializada 6 Toros 6 y el periódico local HOY, para cubrir todas las incidencias de la feria quiteña, funcionó, una vez más, a la perfección.

Y quizá mayor trascendencia y mérito tengan el despliegue periodístico y profesional del equipo de
La Hora de la Verdad en esta ocasión, en unos momentos en los que la fiesta de los toros fue virtualmente sitiada, horas antes del arranque de la Feria de Quito del 2008, por medio de prohibiciones y mordazas impuestas por el Consejo Nacional de Telecomunicaciones, con la clara intención de empezar a demoler la fiesta de los toros en Ecuador, disfrazándola con una supuesta moral descolorida e hipócrita.

Horas de caos e incertidumbre se vivieron antes del arranque del ciclo ferial quiteño como consecuencia de la referida Resolución, que advertía y hasta amenazaba con graves sanciones para los medios radiales que la incumplieran; desde amonestaciones por escrito hasta el retiro definitivo de la frecuencia radial, eran los "castigos" para los infractores.

Ante tan turbulento escenario, varios medios de comunicación, que habían alistado meses antes sus transmisiones en directo desde la plaza de toros Quito para la feria que estaba a punto de arrancar, decidieron abortar su programación taurina para no entrar en conflictos que pudieran poner en riesgo sus intereses.

Así la cosa, muchos se quedaron en el camino, y otros se callaron sin más.

La Hora de La Verdad, sin embargo, decidió ir adelante con la iniciativa, no sin antes haber dialogado con los ejecutivos de Radio Universal y obtener su apertura para salir al aire. La emisora, por cierto, confió en la seriedad, profesionalismo y experiencia de nuestro equipo y decidió apoyar las transmisiones, en actitud valiente que se agradece.

Hay que confesar que anduvimos en zozobra permanente, pues de distintas fuentes nos llegaron advertencias y “recordatorios” de que estábamos bajo la lupa. Desde alguna estación de monitoreo nos seguían la pista y medían la contundencia de nuestro lenguaje a la hora de transmitir, quizá esperando encontrar el motivo para sacarnos del aire.

Pero aguantamos las coladas y los parones, con firmeza y valor, y nos quedamos quietos, corrimos la mano y rematamos siempre atrás y por debajo de la pala del pitón.

Lo que quiero decir es que soportamos las advertencias y recados que nos hacían pensar que quizá mañana no estaríamos ahí, cumpliendo con nuestra misión. Por nosotros no faltó nunca, y eso lo sabe el oyente que nos premió con su audiencia diaria durante la feria. Estuvimos "al pie del cañón", todos los días, para hacer prevalecer el derecho a la información y a la libre determinación de todos nosotros.

Pero desde adentro, de modo vil y bajo, pretendieron callarnos. Los propios “colegas”, que en estas circunstancias debieron ser aliados en la lucha para defender la fiesta y los derechos fundamentales de todos, hicieron "gestiones" para que nos callasen. De eso nos enteraríamos después, con absoluto estupor e incredulidad.

Valió más la envidia y la amargura, que la generosidad y valentía para hacer causa común, en un cometido que es y será de todos: que la fiesta brava siga viva y en plena vigencia. Los enemigos de la fiesta están también adentro, desgraciadamente. Y contra esos también hay que estar atentos.

Pero nosotros cumplimos con nuestra misión, que fue la de poner en antena la feria taurina más importante del país, y uno de los referentes taurinos más importantes del mundo; de llevarla a todo el orbe taurino, y no sólo a la audiencia local – nos han escuchado en todo el mundo taurino, y también en tan remotos sitios como Japón, Canadá, Alemania, Costa Rica, Argentina, etc - para que trascienda y siga vigente, a pesar de protervos ataques dirigidos.

En esto no valen vanidades ni protagonismos. El éxito de
La Hora de la Verdad es el éxito de la fiesta taurina en Ecuador, pues junto con otros esfuerzos, pudimos mantener el contraste y no dejar que nos aplasten. Y por eso estamos felices, porque sentimos que hemos cumplido con la afición y con la fiesta de los toros.

Podemos decir con confianza plena que tenemos unos pedazos de amigos en las personas de
Paco Aguado y Juan Antonio de Labra, grandes periodistas de España y México, respectivamente, que llevan parte de la quiteñidad en sus entrañas, gracias precisamente a esta unión profesional exitosísima y ejemplar.

Gracias, Santiago, Paco, Juan Antonio. Gracias a todos ustedes, hermanos en la fiesta.

El Juli, máximo triunfador de la Feria de Quito 2008


El joven maestro madrileño Julián López "El Juli" ha acaparado todos los trofeos concedidos para el torero triunfador del ciclo ferial quiteño, en su edición 2008.

Como ya se refirió oportunamente en las crónicas correspondientes, "El Juli" mantuvo un paso arrollador a lo largo de toda la feria, en la que se anunció en tres tardes - dos corridas de toros y el Festival del Recuerdo - dejando demostrado en cada una de ellas que es el indiscutible mandón de la fiesta en los actuales momentos, y al que no se le ve un techo o límite en su precoz maestría.

A continuación referimos el detalle de todos galardones y menciones de la Feria de Quito Jesús del Gran Poder 2008:

Premios de la empresa Citotusa:

- Triunfador y estatuilla Jesús de Gran Poder: Julián López "El Juli"
- Premio "Virgen de Quito", al novillero triunfador del ciclo: Román Pérez.
- Premio al mejor toro de la feria : Heredero, de Huagrahuasi, lidiado el 4 de diciembre por Diego Rivas.
- Premio a la mejor estocada: Joselito Adame
- Menciones especiales para Morante de la Puebla y el novillero Miguel Ángel Delgado.

Premios de la Ilustre Municipalidad de Quito:

- Trofeo "San Francisco de Quito" al triunfador de la Feria: "El Juli"
- Premio a la mejor faena: Morante de la Puebla
- Trofeo "Agustín Galárraga", al mejor torero nacional: Guillermo Albán
- Premio para el mejor toro de la Feria: Coqueto, de Peñas Blancas
- Premio al mejor Quite: Joselito Adame
- Mención especial de la municipalidad para Sebastián Castella , por su entrega, arte y valor para significar el cariño que siente por el pueblo de Quito

Premios Círculo Bienvenida

- Fábula de la Feria: "Morante de la Puebla"
- Mejor ganadero: José Luis Cobo, ganadero de Huagrahuasi y Triana.
- Premio Ángel Luis Bienvenida: Miguel Ángel Delgado.

domingo, 7 de diciembre de 2008

9na. de Feria. CRONICA/ Ferrera y Adame cortan oreja

RESEÑA

Casi tres cuartos del aforo cubierto en tarde de viento, sol y lluvia aislada. Se lidiaron cuatro toros de Trinidad (1ro.bis, manso y parado 2do., bravo y con clase; 4to., flojo y 5to., con genio) y dos de Mirafuente (3ro., bravo y 6to., con movilidad y pero sin clase) bien presentados en general. Primero y tercero de lidia ordinaria se lesionaron en el ruedo.

José Ignacio Ramos, palmas y vuelta al ruedo ; Antonio Ferrera, palmas y oreja; Joselito Adame, oreja y palmas tras aviso.

Confirmaron alternativa el burgalés José Ignacio Ramos y el mexicano Joselito Adame.



CRÓNICA

Al cabo de varios años la empresa gestora de la Feria de Quito había programado un cartel de tres matadores banderilleros. La gente acudió de modo importante al llamado del cartel, compuesto por dos toreros españoles y un mexicano, en el que supuso el único cartel en el que no figuró ningún torero de la tierra.

El torero de burgos se las vio con un primer ejemplar que tuvo calidad en sus embestidas y metió bien la cara en la capa. Se aprestaba a ofrecer el tercio de banderillas a sus compañeros de terna, cuando el ejemplar de Mirafuente, que había apuntado cosas interesantes, se lesionó la mano izquierda. La autoridad, con buen criterio, devolvió el ejemplar a los corrales.

En su lugar saltó un colorado ejemplar de La Trinidad, muy ofensivo de pitones y montado hacia la cruz, que fue, además, imposible para la lidia, pues nunca se entregó, echó siempre la cara arriba defendiéndose y buscando el bulto en todo momento.

Lo macheteó por la cara el torero hispano, con oficio y buen hacer, y pasó más de una fatiga para poder despachar al deslucido ejemplar de La Trinidad.

Con su segundo pudo estar algo más a gusto, aunque tampoco el pupilo de La Trinidad fue un colaborador demasiado apto para que su trasteo alcance altas cotas. En todo caso, algo más dejó estar este astado al burgalés, y realizó una faena de tesón, pulso y temple para no molestar las escasas y flojas embestidas del toro. Media estocada en muy buen sitio, bastó para despenar al bruto, y dar una merecida vuelta al anillo.

Antonio Ferrera también vio como su primer oponente, un toro negro y alto de no muy armónicas hechuras, de Mirafuente, se lesionaba una de sus manos, cuando lo pasaba de muleta. Antes, había estado templado y limpio con el capote, y se había prodigado, junto a sus compañeros de terna, en un tercio de banderillas algo irregular. Hasta la lesión del toro, Ferrera corrió bien la mano por el pitón derecho, algo acelerado y con la muleta a media altura.

El que hizo quinto de la tarde fue un toro jabonero sucio, de bella lámina y bien hecho. Muy lucido fue el tercio de banderillas, con ajuste y espectacularidad, que caló en el público asistente.

Su trasteo de muleta fue vibrante y emotivo, pues el toro acometía con genio y bravuconería a la muleta del extremeño. Luego de un pinchazo y una estocada entera algo caída, le fue concedido una oreja, que la paseó ante los aplausos de la parroquia.

Quizá lo más vistoso y lucido de la tarde vino de las ejecutorias del torero mexicano Joselito Adame, cuya simpatía y carisma caló nuevamente entre la afición. Estuvo variado con el capote en el toro de su confirmación, y lució en un muy ajustado y rítmico quite por "zapopinas". Arriesgó con las banderillas, pues el toro apretaba hacia tablas y esperaba mucho, y aquello tuvo mérito.

Con la muleta estuvo templado sobre todo al inicio de su trasteo, mientras el toro tuvo gas y recorrido. Ya con el toro venido a menos, tuvo que acortar distancias y no siempre sus muletazos resultaron limpios. Así y todo, se le aplaudió al hidrocálido su entrega y buena disposición. Mató de una excelente estocada, por ejecución y colocación, y se le concedió una oreja de ley de su oponente. De hecho, la estocada bien podría ser la mejor del ciclo ferial.

El segundo de su lote fue un colorado y serio ejemplar de Mirafuente, con el que brilló nuevamente Adame en un bonito quite por chicuelinas, mostrando su gran variedad con el capote. Cubrió el tercio de rehiletes con corrección pero sin espectacularidad.

El toro llegó a la muleta del mexicano a su aire y sin humillar nada. Joselito le plantó cara en los medios, y estuvo muy valiente y firme, pues además, el viento arreciaba en aquellos instantes, lo cual hacía más complejo aún el trasteo. Debió torear siempre a media altura, por las características de su oponente. Falló con los aceros y se privó de abrir la puerta grande, que hasta ese momento la tenía entreabierta.

sábado, 6 de diciembre de 2008

8 va de Feria. CRÕNICA / Tres orejas bajo el diluvio

RESEÑA

Mas de tres cuartos en tarde de diluvio, a partir del cuarto de la tarde. Se lidiaron seis novillos de La Trinidad, muy bien presentados y en tipo, de juego y comportamiento variado y bajos de raza; y uno, de Vistahermosa, para rejones, bravo y con transmisión.

Alvaro Montes (rejoneador) silencio; Alvaro Samper, silencio y silencio tras dos avisos; Jose Carlos Venegas, palmas y oreja; Miguel Angel Delgado, oreja y oreja.

Miguel Angel Delgado salió a hombros.

CRÓNICA

Una entipada y preciosa novillada lidió esta tarde el ganadero de La Trinidad. Sus pupilos, sin embargo, dieron un juego diverso y sin acabar de rematar, sobre todo por la falta de raza de varios de ellos.

Alvaro Samper volvía a Quito luego de su grave lesión de rodilla del año anterior, pero no pudo remontar el ambiente en ninguno de sus dos trasteos.

En su primero estuvo limpio y asentado, toreando con pulso y suavidad a su oponente, que se apagó pronto y se paró. Usó muy mal la espada y perdió trofeo.

Con su segundo estuvo afanoso y trató de echar el resto para no irse de vacío, pero ni el viento imperante ni las condiciones poco propicias de su enemigo le permitieron redondear su actuación. Volvió a pinchar y falló también con el descabello, y su labor fue silenciada.

José Carlos Venegas presentó credenciales de torero serio y clásico en sus dos trasteos y recibió el reconocimiento del público quiteño.

Con su primero estuvo valiente, firme y templado y compuso un trasteo de corte clásico y mayestático que tuvo eco en el tendido. Falló a espadas y su labor fue aplaudida por el respetable.

Volvió a estar firme con su segundo, en un trasteo que fue a más a un ejemplar con clase pero flojo de La Trinidad. Lo mató de un extraordinario volapié y cortó una oreja de peso.

Miguel Angel Delgado estuvo también firme y entonado en sus dos faenas y dejó buen ambiente en Quito. Le cortó una oreja a su primero tras una faena templada y vistosa, bien rematada con la espada.

Hizo un gran esfuerzo con su segundo, un novillo alto y muy ofensivo por delante, bajo el torrencial aguacero que arreció, precisamente, a partir de esos momentos. Pinchó una vez antes de dejar una estocada contraria, y le fue concedida la oreja, con la cual abrió la puerta grande.

Alvaro Montes se coló a última hora en el cartel de hoy. Sorteó un bravo y correoso ejemplar de Vistahermosa que colaboró notablemente para que el rejoneador luciera con sus cabalgaduras, en una labor mal rematada con el rejón de muerte.

viernes, 5 de diciembre de 2008

7ma. de Feria. CRÓNICA / Morante es el toreo

RESEÑA

Casi lleno en tarde de climatología cambiante. Se lidiaron dos toros de TRIANA (1ro., manso y flojo, y 2do., noble) y cinco de HUAGRAHUASI (el que hizo 3ro. se inutilizó para la lidia y fue devuelto; 3ro. bis y 4to., mansos; 5to., bravo y con clase; y 6to., muy bravo y codicioso).

Morante de la Puebla, ovación con saludos y oreja; Sebastián Castella, ovación y palmas; Diego Rivas, palmas y oreja.

CRÓNICA

La tarde de hoy se lidió un buen encierro de Huagrahuasi y Triana, que vino a reverdecer sus éxitos de años anteriores, luego de haber experimentado un bajón en el ciclo ferial del 2007.

Y hoy, Quito tuvo la gran suerte de admirar y paladear el toreo de arte en su real dimensión, de las manos del genial Morante de la Puebla.

José Antonio nos regaló un recital de torería, inspiración y valor ante un lote que no le fue propicio para el tipo de toreo que practica, y al que sin embargo supo lidiar y aprovechar a fondo y esculpir así dos obras de una categoría enorme.

Toreó a su primero de forma primorosa y templada con el capote, tanto en los lances de recibo como en un bello y personal quite por chicuelinas, metiendo el mentón en el pecho, jugando con armonía y gracia los brazos, y siempre encajado en los riñones.

Fue haciéndose de su oponente sobre la base de sobarle y esperarle, derrochando valor y sin despegar las zapatillas de la arena. De esa guisa, le sacó muletazos inverosímiles por ambos pitones y fue construyendo un trasteo sin desperdicio, lleno de detalles y genialidad. Todo lo hizo con una gracia exquisita, dándole importancia y categoría a cada nota de su armoniosa obra.

Además, su actitud fue encomiable, pues procuró en todo momento agradar sin afligirse ante las escasas prestaciones de su enemigo. No estuvo acertado con los aceros y todo quedó en una atronadora ovación y la invitación a que recorra el anillo, cosa que el torero no accedió.

Otra obra grande construyó con su segundo astado, que acusó también mansedumbre y fue parándose para terminar buscando el refugio de las tablas. Allí le plantó cara el genio sevillano para torear con pulso y suavidad con la mano izquierda, en muletazos larguísimos y hondos. Igual trato le dio con la derecha, antes de adornarse e improvisar bellamente con los trincherazos, kirikiquís, doblones y molinetes con sabor belmontino, que fueron una verdadera delicia para los sentidos.

Se volcó con verdad en la estocada y dejó más de tres cuartos de espada, algo caída, pero de efecto suficiente para despenar al toro. Cortó una oreja, que en realidad fue poco premio para tan colosal obra. Pero da lo mismo, pues faenas así no tienen ni requieren recompensa terrenal.

Y del cielo bajamos de nuevo al ruedo de Quito para ver dos trasteos bastante terrenales y predecibles del francés Sebastián Castella. Predecibles porque, invariablemente, el torero interpreta el mismo guión para todos sus trasteos, y poco hay para cantar que pueda ser distinto o superlativo.

Aseada, suave y templada fue la faena que instrumentó a su primer oponente, un mansito aunque noble toro de Triana que fue perdiendo gas y movilidad. Acortó distancias Castella cuando el toro perdió recorrido, y lo machacó con su ya conocido repertorio de meterse entre los pitones, presentar la muleta y tirar del toro, ya sea en los circulares o en los cambiados por la espalda. Perdió la oreja que le tenía cortada por su fallo a espadas.

El quinto de la tarde fue un muy buen ejemplar de Huagrahuasi, que se desplazó metiendo la cara con calidad y claridad en los engaños. Embistió con clase a la muleta del francés, que volvió a torear templado y lento en dos series iniciales por el pitón derecho. Su trasteo, sin embargo, bajó de nivel cuando se puso a torear al natural, pues no terminó de acoplarse con el toro por ese pitón.

Empezó a llover y la faena entró en un punto muerto por un momento. Además, el propio torero se disolvió tratando de engachar de nuevo la atención de la gente, sin conseguirlo. Perdió un triunfo importante, porque importante era el toro de Huagrahuasi, que debió irse al desolladero sin sus orejas, que las ofreció de modo generoso. Pinchó dos veces antes de dejar una estocada entera que no tuvo, para colmo, un efecto inmediato en el toro.

El paisano Diego Rivas se llevó el lote de la corrida, y muy probablemente de toda la feria. Sorteó dos extraordinarios ejemplares de Huagrahuasi que también ofrecieron un triunfo grande al paisano, pero que no supo capitalizar.

Toreó templado a la verónica, haciendo abrigar esperanzas de que algo importante podría suceder con ese toro. Brindó muy acertadamente a la señora madre del Presidente Rafael Correa, enviándole un mensaje claro y sin desperdicio, en pro de la defensa de la fiesta, en horas en las que ésta se encuentra sitiada por las acciones antitaurinas de diferentes frentes.

Su faena de muleta fue entonada y asentada, y tuvo estructura. Además, contó con un colaborador ideal, pues el pupilo de Huagrahuasi embistió con dulzura y son. Mediada su faena, empezó a intentar trabajar un indulto innecesario, y se diluyó en el esfuerzo. Lo pinchó y perdió la oportunidad de triunfar con fuerza, ya con su primer ejemplar.

Y qué decir de su segundo, que hizo sexto de la tarde, un al que definitivamente no lo vio ni lo entendió Diego. Heredero fue un extraordinario toro de Huagrahuasi - este sí, de indulto más que merecido- que embistió con alegría, codicia y nobleza. Un toro bravo, siempre a más, para poderlo por abajo, pero al que el torero de la tierra se empeñó en torearlo a media altura y en línea, sin someterlo nunca.

Buscó el toreo accesorio y populista y esquivó el de verdad, que encumbra y da gloria a los toreros. Luego de un pinchazo dejó una estocada entera en buen sitio, y se le concedió la oreja del gran ejemplar de Huagrahuasi, que en realidad mereció volver al campo, para ser cimiente nueva de la ganadería.

Buen viaje, Heredero

miércoles, 3 de diciembre de 2008

6ta. de Feria. CRÓNICA / Hinojosa y Montes tocan pelo

RESEÑA

Más de tres cuartos de plaza, en tarde de mucho calor y constantes ráfagas de viento. Se lidiaron cuatro ejemplares de Santa Coloma (1ro., manso y reservón; 2do., bravo y con transmisión; 3ro., complicado y con peligro sordo; y 6to., bravo, correoso y con transmisión), bien presentados y muy en tipo del hierro ganadero; y dos de Peñas Blancas (4to., atacado de kilos y parado y 5to., muy bravo y codicioso); bien presentados, preciosos y armónicos de hechuras.

Antonio Barrera, silencio y silencio; Juan Francisco Hinojosa, silencio y oreja; Álvaro Montes, silencio y oreja.

Antonio Barrera confirmó alternativa en Quito, de manos de Juan Francisco Hinojosa, con el toro Comandante, de Santa Coloma, que pesó 502 kg.


CRÓNICA

El astro rey nos demolió esta tarde de forma inmisericorde con su poder. Mientras tanto, en el ruedo quiteño se corrían varios notables ejemplares que debieron ser mejor aprovechados por sus matadores de turno. Da pena y rabia ver cómo los toros que embisten y dan juego no encuentran la complicidad en sus lidiadores para el éxito.

El caso es que el torero sevillano Antonio Barrera no terminó de encontrarle la miga que tuvo el bravo y encastado ejemplar que hizo segundo de la tarde, un toro cárdeno oscuro de Santa Coloma, que embistió con clase, desplazándose y transmitiendo en la muleta del sevillano. Él, sin embargo, a pesar de que lo pasó de muleta con esfuerzo, anduvo desconfiado y más pendiente del viento.

Y si bien hubo vibración y emotividad en ciertos pasajes de su faena de muleta, no acabó de hacerse con las embestidas del ejemplar. Además, lo pinchó hasta en dos ocasiones antes de dejar una estocada entera con la que despachó al pupilo de Santa Coloma.

Su segundo, de Peñas Blancas, fue un precioso toro, cuajado y con trapío, de capa castaña, que hizo una salida brava y alegre, pero al que le fueron pesando los kilos que llevaba encima a medida que se desarrollaba el trasteo. Empujó con poder y bravura en el caballo y galopó con gran son en el tercio de rehiletes, pero llegó aplomado y parado a la muleta de Barrera, que no pudo más que intentarlo, sin sacar ningún partido a su segundo oponente.

Juan Francisco Hinojosa se encontró también con un gran toro de Peñas Blancas, corrido en quinto lugar; de armónicas hechuras, bravo y codicioso en la muleta, con el cual el paisano no estuvo centrado ni con determinación para aprovechar el triunfo que le ofreció abiertamente Coqueto. Trasteo que fue siempre sobre pies, sin dejárselo llegar ni templarlo, condiciones básicas para “meterlo en la canasta”.

Se tiró a matar con verdad y dejó un espadazo hasta las cintas y en buen sitio, de efecto fulminante. Le fue concedido un trofeo, más por la estocada que por el trasteo mismo.

Antes, había lidiado un deslucido ejemplar de Santa Coloma, que le planteó muchas complicaciones y que, ciertamente, no era nada fácil. Mató de ¾ de estocada caída y fue silenciado.

Álvaro Montes cumplía su segundo paseíllo de la feria. Su primer ejemplar, de Santa Coloma, fue un toro grandón, corpulento y apretado de pitones, que no dio buen juego. Y la verdad sea dicha, tampoco el jinete de Jaén se mostró claro de ideas para plantear faena ante semejante ejemplar; sobraron los desplantes y la preparación de las suertes, pero quedó casi inédito frente a la cara del toro, que acusó tablas todo el tiempo. Además, falló reiteradamente con el rejón de muerte, conjuntando una labor francamente deslucida.

Se reivindicó con el segundo de su lote, un bravo y muy colaborador astado de Santa Coloma, cárdeno claro, que galopó y acometió con fijeza e intensidad a las cabalgaduras de Montes.

Ahora sí, en su cartucho final, se ajustó más en las suertes y le puso mayor rigor a su quehacer. Resultó muy lucida la suerte de la garrocha, con la cual paró a su enemigo de salida. Brilló también con los rehiletes al violín, llegándole mucho al de Santa Coloma y también dejándoselo llegar para llevarlo prendido a la grupa de “Chambao” con el que toreó acompasado y alegre.

A la hora de despachar a su oponente, el rejón de muerte cayó muy trasero y tan sólo cortó una oreja, que bien pudieron ser las dos, de estar más fino con el acero.

Se pasearon pues dos orejas, que bien pudieron ser tres o cuatro más si los toreros hubiesen aprovechado a tope las buenas condiciones de los ejemplares lidiados en esta tarde.

martes, 2 de diciembre de 2008

5ta. De Feria. CRÓNICA. / Morante “riega” su arte en Iñaquito

RESEÑA

En tarde de climatología variable y casi lleno en los tendidos se lidiaron seis astados de diferentes ganaderías: VISTAHERMOSA (1ro., manso con poder; 3ro., manso, descastado y con peligro; y 5to., codicioso y algo bronco); HUAGRAHUASI (2do., complicado y bajo de raza); TRIANA (4to., noble, colaborador y boyante) y TRINIDAD (6to., bravo y muy colaborador).

Carlos Yánez, silencio; Morante de la Puebla, oreja; Julián López “El Juli”, palmas; Sebastián Castella, dos orejas; Joselito Adame, ovación; Curro Rodríguez, silencio.

CRÓNICA

La fiesta de los toros es maravillosa de verdad. Lo es porque aúna arte, pureza, verdad y misterio. Y lo es además porque, en muchas ocasiones es pretexto ideal del cual se sirve el hombre para demostrar su solidaridad y apoyo a los más necesitados.

La tarde de hoy se celebraba, justamente, el ya tradicional Festival que se celebra año a año, dentro de abono, y que en esta ocasión, a diferencia de los años anteriores, reunió a las figuras del toreo actual y a toreros de la tierra.

Carlos Yánez abrió plaza con un manso ejemplar, que tuvo poder y complicaciones, y que fue haciéndose amo y señor del ruedo ante la impotencia y falta de oficio del torero nacional. Yánez lo intentó y procuró estar a la altura de tan serio compromiso, pero se le notó su falta de rodaje y sitio a la hora de enfrentar las complicaciones que le planteó el pupilo de Vistahermosa. Le tocaron un aviso al paisano mientras se afanaba por despenar a su oponente.

Morante de la Puebla volvía luego de algunos años de ausencia a la Plaza de Toros Quito, y llegaba precedido del ambientazo que dejó en otro coso capitalino, la coqueta Plaza Belmonte, luego de una actuación maravillosa e inspirada, en la que soñó e hizo soñar el toreo a los afortunados que pudimos verle cuajar un toro como él sabe.

Esta tarde sorteó un animal complicado y mansurrón de Huagrahuasi que no le puso las cosas fáciles. Nos temimos lo peor, pues a las primeras de cambio el toro le hizo un par de extraños en el capote, y supusimos que Morante no se daría "coba" y se iría por la espada lo más pronto posible.

Pero no fue así. El genial Morante nos sorprendió y deleitó con un arsenal cargado de valor, técnica y arte purísimo, que le sirvió para componer una obra bella e inspirada.

Tras un inicio de faena mandón, con muletazos por alto y trincherazos, fue aguantando las tarascadas y parones del incierto pupilo de Huagrahuasi. No se agobió el torero y más bien lo fue sobando, consintiendo y mimando hasta convencerlo y hacerlo pasar una y otra vez, por ambos pitones.

Y una vez con el toro metido en la muleta, empezó a desgranar el bello arte que atesora este torero genial. Naturales enormes, preñados de torería; derechazos hondos y largos; trincherazos sello de la casa; y hasta los doblones y macheteos por la cara,cuando se rebrincaba el animal y le daba algún arreón. Faena irrepetible y que ya está guardada en la memoria de todos los aficionados quiteños.

Sólo su fallo con la espada al primer intento impidió que cosechara el doble trofeo de su enemigo. Cortó, sin embargo, una oreja con gran fuerza y dejó la esencia de su toreo regado por el ruedo de Iñaquito.

“El Juli” ha estado con el santo de espaldas en esta feria, pues no le ha embestido ni uno solo de los cinco toros que le cupieron en suerte en tres tardes en las que hizo el paseíllo en el ruedo quiteño. Así y todo, ha dejado la gran dimensión de su toreo y el pundonor y la raza de una gran figura histórica.

Esta tarde se las vio con un novillo imposible y peligroso de Vistahermosa, que a punto estuvo de llevárselo por delante en un feo arreón cuando el torero lo toreaba con la mano diestra. Lo intentó Julián de todas las formas, estando siempre muy por encima de su oponente, y procurando encontrarle las vueltas a un animal que no tenía nada de donde sacar partido. Lo mató de una estocada entera algo trasera y escuchó las cariñosas palmas de despedida del público de Quito.

El galo Sebastián Castella causó revuelo por la forma en la que llegó ataviado al coso quiteño en esta tarde: vestía un precioso traje de calle, de tres piezas, muy a la moda; camisa blanca, pañuelo negro anudado al cuello, zapatos de charol, y sombrero. Un look más propio de una pasarela de moda que de un ruedo taurino.

Sastres aparte, Castella se encontró con un colaborador y noble ejemplar de TRIANA, al que entendió y toreó francamente bien con la muleta, y sobre todo por la mano diestra, con la que compuso tres tandas ligadas, hondas y templadas, que resultaron sobresalientes en su conjunto. Al natural también lució en algún muletazo de mucho empaque y torería.

Trasteo que llegó a una cota alta al mediar la faena, pero que se fue diluyendo cuando la gente, sin mayor fundamento, empezó a pedir el indulto para el pupilo de la casa Cobo.

Mató de una estocada casi entera algo caída y se le concedieron las dos orejas, pedidas con delirio por el público en plaza.

Joselito Adame vistió de traje charro para afrontar el primero de sus dos compromisos en esta feria. Lidió un codicioso y boyante ejemplar de Vistahermosa, con el que estuvo variado y fácil toreando de capa. Cubrió con eficiencia el tercio de banderillas y con la muleta se plantó en los medios con su oponente para torear largo y templado con la mano diestra. No fructificó su toreo por el pitón izquierdo del toro.

Volvió a torear con la derecha y aprovechó la buena condición de su enemigo para compactar su labor con la pañosa.

Falló estrepitosamente con la espada y se vio privado de llevarse un merecido apéndice como premio a su entonada actuación.

Cerró el cartel de hoy Curro Rodríguez, conocido personaje de la afición por haber sido uno de los mejores hombres de plata que ha tenido el país en los últimos años.

Hoy presentó sus credenciales de novillero, luego de haberse ganado a pulso su inclusión en el Festival de feria por su actuación en las novilladas pre-feriales.

En sus manos fue a parar uno de los mejores ejemplares de la tarde, un buen novillo de La Trinidad, que fue muy colaborador y que bien pudo haber permitido un sonado triunfo a Curro, de haber estado más despierto y decidido.

Digamos que estuvo bien, pero sin atacar ni redondear. Su trasteo fue limpio, aseado y templado a momentos, pero sin chispa ni demasiada pasión, que es lo que se le debe exigir a un novillero que recién comienza, y que se codea junto a semejantes figuras como las del cartel de hoy.

lunes, 1 de diciembre de 2008

4ta. de Feria. CRÓNICA / Embistieron los toreros.

RESEÑA

Lleno de no hay billetes en tarde templada y algo ventosa. Se lidiaron tres ejemplares de TRIANA (1ro., y 2do. mansos aunque muy nobles, y 6to.,con recorrido y transmisión)y tres de HUAGRAHUASI (3ro., 4to., 5to.) faltos de fuerza y nobles.

Julián López "El Juli", gran ovación y oreja con petición de la segunda; Guillermo Albán, oreja y oreja con petición de la segunda; David Fandila "El Fandi", oreja y oreja con petición de la segunda.

Guillermo Albán y El Fandi salieron a hombros.


CRÓNICA

Se cumplía hoy uno de los carteles más rematados del abono quiteño. Para esta tarde se había terminado el papel tanto en boleterías como en la reventa, y la plaza estuvo repleta de público.

Y si bien la corrida de los dos hierros de la casa Cobo no terminó de romper, por la mansedumbre y flojedad de varios de los ejemplares lidiados, el festejo tuvo mucha miga y varios pasajes de muchísimo interés.

Como por ejemplo, la gran tarde que brindó el torero madrileño El Juli, ante dos astados de distinta condición y de escasísimo fondo, ante los cuales derrochó sapiencia torera, pundonor y toda la raza que faltó en sus oponentes.

A su primero realizó una faena de un gran sustento técnico, que mostró la privilegiada cabeza del joven maestro. Tras un saludo capotero asentado y vistoso, estructuró una faena de muleta de un poderío enorme, dando las distancias y los terreno que el toro requería. Y si éste no se vino del todo abajo, fue precisamente porque se encontró con el pulso y el mando de El Juli.

Una faena para aficionados, como suele decirse, que si bien no tuvo espectacularidad, ofreció esa faceta de gran madurez y enorme conocimiento de Julián, a quien debió concedérsele una oreja de este ejemplar, luego de pasaportar al burel de estocada casi entera y un certero golpe de descabello, pero que, curiosamente, no fue ni siquiera pedida por la concurrencia. Y la verdad sea dicha, tampoco a la autoridad de plaza se le ocurrió echar mano de su fondo de afición para dársela, pues era premio más que merecido.

Con su segundo volvió a estar en un plan arrollador, a pesar de que el pupilo de Huagrahuasi, que era muy bonito de hechuras y que había realizado una salida alegre y vibrante, se rajó descaradamente a poco de comenzar el madrileño su trasteo de muleta. Labor que en principio estuvo llena de pellizco y torería, para luego sacar la raza y encarar al toro pegado a tablas, en donde embistió el torero para lograr triunfar a sangre y fuego. Luego de un pinchazo le recetó un estocadón que provocó la explosión de los tendidos pidiendo el trofeo para el torero. Se concedió una, y quizá, por el conjunto de su actuación, debieron ser dos. Digo yo...

Guillermo Albán hizo un gran esfuerzo esta tarde, pues vino con una cornada tierna y reciente en su muslo izquierdo, que sangró visiblemente toda la tarde.

Estuvo además muy predispuesto y decidido y no dejó en ningún momento de darles pelea a las dos figuras con los que se acarteló esta tarde.

El trasteo a su primero fue un dechado de temple y pulso. Supo comprenderlo perfectamente y darle el sitio adecuado para torear con mucha suavidad, tersura y lentitud. Todo cuanto hizo fue medido y tuvo eco en el tendido. El zénit de su actuación vino en unas dosantinas templadas y suaves, que pusieron al público de pie. Ha sido, ciertamente, una de las actuaciones más redondas que se le han visto hasta hoy en la plaza de Iñaquito al torero de Guayaquil. Lo pinchó en una ocasión antes de dejar una media estocada en muy buen sitio, que sirvió para pasaportar a su primer enemigo. Cortó la primera oreja de la tarde y dio una vuelta al ruedo muy ovacionada.

Su segundo fue un deslucido ejemplar de Huagrahuasi, que sin embargo tuvo una gran nobleza, de la que aprovechó Albán para sacar el poco partido que tenía. Lució con el capote, tanto a la verónica como en un ajustado quite por gaoneras; con la muleta estuvo firme y tesonero, echando el resto y arriesgando una barbaridad en los terrenos cercanos a los pitones de su oponente. Su voluntad y firmeza, unida a una gran estocada,algo trasera, atracándose de toro, le sirvieron para cortar la segunda oreja y abrir así la puerta grande, que se le había negado el año anterior por diversas circunstancias.

El Fandi dio fiesta grande con su ya proverbial capacidad atlética y maestría para cubrir el tercio de banderillas. Se mostró animoso con el capote en su primero, con el que destacaron los recortes a una mano, que fueron muy pintureros.

Con la muleta no logró remontar el vuelo de su trasteo, sobre todo por las mermadas condiciones de su oponente. Luego de pinchar una vez dejó una estocada hasta la empuñadura, que le sirvió para cortar un trofeo mayoritariamente pedido por la parroquia.

El que cerró plaza fue un toro que tuvo movilidad y algo más de transmisión que los anteriormente lididados. Con éste estuvo otra vez muy bullidor el granadino, tanto con el capote como con las banderillas, con las que volvió a brillar. Su faena de muleta fue más bien inconexa y sin estructura, y hasta resultó muy feamente volteado cuando toreaba por molinetes. Volvió a la cara del astado para pasaportarlo de un espadazo excesivamente bajo, que no fue impedimento, sin embargo, para que la gente le pidiera con fuerza las orejas. El presidente concedió sólo una y así aseguró la puerta grande, por la que saldría junto al ecuatoriano Guillermo Albán.

3ra. de Feria. CRÓNICA / Román Pérez y Montes remontan la Feria

RESEÑA

Con algo más de tres cuartos del aforo cubierto, en tarde fresca y agradable, se lidiaron dos ejemplares de VISTAHERMOSA (1ro., noble y colaborador y 2do., muy bravo, noble y de calidad excepcional, que fue indultado)y cuatro de MIRAFUENTE (3ro., manso y descastado; 4to., manso, descastado y con peligro sordo; 5to., algo falto de raza aunque noble, y 6to., bravo y encastado).

Rafael Rodríguez, palmas y silencio; Román Pérez, dos orejas y rabo simbólicas y oreja; Álvaro Montes, palmas y dos orejas.

El subalterno Juan Gago fue cogido de manera aparatosa y dramática por el tercero de la tarde, y debió ser trasladado a una casa asistencial para revisión médica.

CRÓNICA

Ya es casi una costumbre que las novilladas de feria resulten muy interesantes y dejen muchas cosas buenas para recordar. Por ello, además, la gente acude masivamente y con especial interés a estos festejos, que suponen, por lo demás, una buena muestra del futuro de la fiesta.

Y entre aquellos pasajes para recordar por mucho tiempo se encuentra el del indulto, más que merecido, de Sopladito, de VISTAHERMOSA. Fue un novillo excepcional, que aunque no hizo una ejemplar pelea en el caballo, se vino arriba en las banderillas y en la muleta de su lidiador, el francés Román Pérez. Su gran fondo de bravura le permitió irse entregando cada vez más a medida que decurría la faena de muleta. Tomó siempre los engaños por abajo y se rebozó embistiendo por el pitón izquierdo.

Mientras tanto, Román Pérez disfrutó lo suyo toreando por ambos pitones. De su trasteo queda sobre todo para el apunte una gran tanda con la mano diestra, conjuntada y muy ligada, que tuvo clase y hondura. Con la mano zurda brilló también en un par de naturales suaves, largos y muy plásticos. Empero, quedó en el ambiente la sensación de que el novillo estuvo por encima del novillero.

Y es lógico, pues no se puede pretender que un novillero esté totalmente capacitado para desentrañar todas las virtudes de animales tan bravos como éste, teniendo aún algunos vacíos que se irán puliendo a medida que el torero vaya adquiriendo el oficio necesario. Pero no le vamos a poner pegas o quitar méritos al joven torero, porque estuvo francamente bien con su oponente.

Hay que destacar también la sensibilidad y buen criterio de la concurrencia, que supo ver la gran calidad del novillo de VISTAHERMOSA, al punto de pedir mayoritariamente que se le perdonara la muerte.

Otra oreja bien ganada obtuvo Román Pérez de su segundo, que fue un novillo con escasa fuerza pero noble y que embistió al ralentí. De eso aprovechó el novillero y realizó un trasteo muy suave y templado, con pasajes extraordinarios de toreo al natural. Mató de una gran estocada y la autoridad, con buen criterio, concedió una oreja, que no dos, que era lo que pedía el público.

Rafael Rodríguez anduvo esforzado y dispuesto toda la tarde. Con su primero realizó una buena faena, corriendo muy bien la mano y procurando ligar las tandas por ambos pitones, ante un ejemplar que fue noble y que colaboró con el novillero local. Quizá no tuvo la convicción de que tenía la oreja en la mano, y por ello aparentemente no le dio importancia a la suerte suprema; siempre entró desconfiado y sin decisión y por ello pinchó reiteradamente lo que pudo ser la primera oreja en su esportón, en la plaza más importante del país.

Con su segundo nada pudo hacer, pues fue un marrajo de malas ideas y sumamente descastado, que avisó en un par de ocasiónes sus claras intenciones de echárselo a los lomos. Para colmo, se lesionó una mano y le puso la cosa "de cuadritos" a Rafael, que sudó lo suyo antes de encontrarle la muerte.

El rejoneador Álvaro Montes debutó en Quito con un desabrido y soso ejemplar de MIRAFUENTE, con el que intentó lucir la inédita suerte -al menos en esta ciudad- de la garrocha; poco caso le hizo el burel en todo su quehacer, que lo desarrolló más bien procurando lucir sus muy preparadas cabalgaduras, y sobre todo al gran CHAMBAO, un precioso ejemplar tordo rodado de gran belleza, plasticidad y valor. No estuvo acertado con el rejón de muerte y debió echar pie a tierra para pasaportar a su enemigo. La cosa quedó en tibias palmas.

A su segundo lo aprovechó mejor, ya que fue un toro de mucha transmisión y movilidad de MIRAFUENTE. Si bien estuvo vibrante y bullidor, e hizo espectáculo con sus cabalgaduras, se echó en falta mayor ajuste y pureza en las suertes; todo quedó nuevamente muy periférico y superficial, teniendo material como para hacer una labor más ortodoxa y conjuntada.

Como acertó con el rejón de muerte, y la gente estuvo muy entregada con el caballero de Jaén, se le pidió con fuerza las dos orejas, que la autoridad de plaza concedió.

Fue un día importante, muy importante. No sólo porque remontó la feria, sino porque triunfó la vida sobre la muerte, expresada en la belleza de ver volver al campo a un gran ejemplar, que es sangre y esperanza nueva para la cabaña brava del Ecuador.

¡Bienvenido a casa, SOPLADITO!

sábado, 29 de noviembre de 2008

2da. de Feria. CRÓNICA/ Dignidad y Actitud

RESEÑA

Lleno. Tarde de sol y mucho viento. Se lidiaron tres toros de CAMPO BRAVO (1ro., 3 ro., y 5 to.) mansos y descastados; el quinto se lesionó una de sus extremidades y se inutilizó para la lidia. Y tres de EL PINAR (2do., 5 to., y 6 to.) mansos y sin clase; y uno, de regalo, sobrero de la ganadería de TRIANA, complicado y peligroso.

Guillermo Albán, vuelta al ruedo y silencio; Sebastián Castella, oreja, silencio y palmas en el que regaló; César Jiménez, silencio y silencio.

Guillermo Albán sufrió una cornada en el tercio antero-superior del muslo izquierdo, de dos trayectorias: una ascendente de 20 centímetros y otra hacia abajo, de 10 centímetros. Ha sido intervenido en la Clínica NOVACLINICA.

CRÓNICA.

Tarde complicada y accidentada la de hoy, en la que los tres diestros actuantes debieron vérselas con muy manso y descastado encierro de Campo Bravo y El Pinar, del que no hubo apenas nada rescatable; la verdad es que en tardes así resulta difícil descifrar los contenidos y sacar renglones en limpio.

Digamos de cualquier manera que lo más notable fue la dignidad y actitud de los tres alternantes, que lucharon y se jugaron el tipo no sólo frente a las descastadas e inciertas embestidas de los ejemplares lidiados, sino también con el temible viento, que supone un enemigo por demás peligroso en el ruedo taurino.

Y de ello dará fe el compatriota Guillermo Albán, quien fue alcanzado por su primer oponente al ser descubierto por el aire.

Con él, el de Guayaquil estuvo entregado y pundonoroso, procurando hacer el toreo fundamental por abajo y llevarlo tapado con su muleta, para que no huyera a tablas.

Antes, el torero había saludado sin mayor brillo a la verónica y realizado un ajustado y lucido quite por chicuelinas, arrancando las primeras ovaciones de la tarde. Con la muleta trató de ligar tandas por ambos pitones pero ni el viento ni las pobres condiciones del bruto permitieron demasiado brillo.

En un muletazo natural el toro se le coló derribándole e infiriéndole una cornada en el muslo izquierdo, y un puntazo en el glúteo.

En un importante alarde de valor, el torero decidió permanecer en el ruedo para terminar su actuación; su desacierto con la espada le privó de pasear la oreja que tenía cortada con justicia, y todo quedó en una aclamada vuelta al ruedo.
Con su segundo, que fue otro toro muy deslucido, volvió a intentarlo pero esta vez visiblemente mermado de facultades por la cornada que llevaba. Tampoco pudo lucirse. Lo mató de estocada algo caída pero efectiva.

Ni con toro de regalo incluido logró redondear triunfo el galo Sebastián Castella. Ya le había arrancado una oreja al primero de su lote, luego de un trasteo muy asentado y firme, del que sobresalió el tramo final de su faena, compuesto por unas muy lucidas dosantinas, que calaron fuertemente en los tendidos. Mató de estocada entera y caída, pero que no fue impedimento para que la concurrencia le pidiera con mucha fuerza la oreja, que finalmente concedió la autoridad.

El segundo de su lote no había apuntado nada bueno en los primeros compases de su lidia. Cuando el francés se aprestaba a iniciar su faena de muleta, el de Campo Bravo se lesionó la mano derecha, y tuvo que abreviar Castella ante el enfado del público asistente.

Regaló un sobrero de TRIANA, que fue un toro muy serio y alto de agujas, que nunca se entregó a la muleta de su torero. Fue además peligroso e incierto: se venía andando y medía mucho al torero. Fue una labor cargada de sobresaltos, pues en más de una ocasión a punto estuvo el toro de echarse a los lomos al delgado diestro de Bèziers.

No acertó tampoco con los aceros y su labor fue silenciada.

César Jiménez pasó desapercibido por Quito en esta ocasión. No pudo refrendar su gran actuación de hace dos años, cuando en pleno diluvio indultó a Grandioso, de TRIANA.

La tarde de hoy pechó con dos mansos y descastados ejemplares. Para mayor inri, su primero fue muy mal castigado en varas, cosa que desagradó y puso a la contra a la parroquia, debiendo abreviar el torero de Fuenlabrada sin tener ocasión de mostrarse ante el público quiteño.

Con su segundo lo intentó y puso todo de su parte para que aquello tuviera algún brillo, pero nuevamente la falta de raza de su oponente y el viento confabularon en su contra.

A ver si mañana se enrumba la cosa, con astados que embistan y tengan un fondo mînimo de raza para que los toreros den espectáculo y la feria tome vuelo.

viernes, 28 de noviembre de 2008

1ra. de Feria. CRÓNICA .- El Día Soñado



RESEÑA:

En tarde de mucho sol y viento y con lleno en los tendidos, se lidiaron seis ejemplares de la ganadería de VISTAHERMOSA, faltos de raza y fuerza en líneas generales. Julián López "El Juli", dos orejas y saludos; José María Manzanares, silencio y saludos; Martín Campuzano, que tomó la alternativa, vuelta al ruedo y palmas. El toro de la alternativa se llamó AVISPADO, herrado con el número 197, de 455 kilogramos de peso. "El Juli" salió en hombros.

Se desmonteró Mílton "El Diablo" Calahorrano, tras parear superiormente al sexto de la tarde.


Ecuador finalmente tiene un nuevo matador de toros. Y lo podemos decir sin temor a equivocarnos, pues Martín Campuzano vivió su día soñado con toda la dignidad del mundo. Solamente el mal uso de la espada le privó de tener un muy sonado triunfo, y de acompañar al torero madrileño por la puerta grande. Y como para redondear además el día en el que sueña todo novillero, cuando se convierte en matador de toros.

En lo personal, confieso que no me llama la atención que Martín haya salido con semejante predisposición la tarde de su alternativa. Lo habíamos visto ya hace dos años, en esta misma plaza, cuando se presentaba como novillero en la feria quiteña, y nos dejó gratamente sorprendidos; luego, en diversas plazas locales, con igual determinación y ganas, cosechando triunfos y seguidores.

Al toro de la alternativa, que llevó por nombre AVISPADO, lo toreó con soltura y suavidad con la capa, pese a que el toro se salía suelto de la suerte y aquello no lograba tener ni continuidad ni mayor emoción. Se prodigó en un ajustado quite por gaoneras, que fue corto pero vibrante.

Verdad y gran sitio mostró el toricantano en su faena de muleta, con la que trató siempre de fijar al toro sobre la base de dejarle puesta la muleta puesta en la cara, y de evitar que no se le marchara, ganándole un paso luego de cada muletazo.

Lo más emotivo y brillante fue su toreo circular, más cerca de tablas, de levantó un auténtico clamor en los tendidos. Falló con la espada de forma reiterada y se le fue la oreja -o las dos- que pudo cortar de su primer oponente.

Igual de asentado y valiente estuvo con el segundo de su lote, que hizo sexto de la tarde, y que resultó el de mayor peso del encierro. A éste también lo toreó con limpieza con el capote, jugando bien los brazos y dándole importancia a cada lance.

Su inicio de muleta fue extraordinario, con muletazos por bajo con un gran concepto estético y técnico. Con el viento como invitado indeseable, como toda la tarde, procuró siempre poner la muleta planchada y torear por abajo. De todo ello, sobresalió una muy buena tanda con la mano diestra, honda y muy de verdad, casi dejándose rozar los pitones por la taleguilla; siempre hacia atrás, y rematando cada muletazo por abajo. Faena de entrega y naturalidad, a pesar de la gravedad del compromiso y del peso de la responsabilidad, que parecieron no afectar al torero quiteño.

Volvió a fallar estrepitosamente con la espada, y lo que pudo ser un triunfo resonante de dos o tres orejas, terminó sin la recompensa adecuada en día tan señalado. De todos modos, podemos decir con satisfacción que Ecuador ya tiene otro torero, para gloria de la fiesta del país.

Si el toricantano estuvo asentado y digno, el padrino volvió a pasear por Quito su aplastante categoría de primera figura del toreo.

A su primero, lo recibió El Juli a pies juntos, con lances limpios y suaves a la verónica, sin apenas moverse de su terreno, lo que ya caló en los tendidos. Con viento y todo, se jugó toreando por chicuelinas muy ceñidas y lucidas, en el centro del platillo.

A pies juntos también inició su trasteo de muleta, que fue una obra rotunda de menos a más, de la que destacó la forma de llevar tapado al toro en todo momento, y por abajo; casi la mitad de su muleta se arrastraba una y otra vez por la arena en cada embroque, y los pases de pecho resultaron milimétricamente ligados a los redondos, sin solución de continuidad. Firmó Julián una faena poderosa y estructurada, que remató con un sensacional espadazo, marca de la casa, que fue rúbrica perfecta para semejante trasteo.

El presidente concedió la oreja, pero la parroquia pidió de forma mayoritaria el segundo trofeo, que la autoridad concedió con buen criterio. Además, sólo la estocada valía, por sí sola, una oreja.

Con su segundo volvió a mostrar su raza de gran figura del toreo, con un ejemplar que apenas se movió, haciéndolo todo prácticamente el torero. Volvió a brillar con el capote, pero su trasteo de muleta ya no tuvo el mismo argumento, a medida que las fuerzas del toro fueron apagándose. Así las cosas, el del barrio de San Blas tuvo que pegarse un arrimón importante, que caló intensamente en la afición quiteña, que le alentó fervorosamente durante su trasteo. Se tiró a matar de nuevo con toda ortodoxia pero esta vez la espada cayó muy baja, lo cual le impidió pasear trofeo.

José María Manzanares se fue, una vez más, de vacío de Quito. Nos quedamos, pues, con ganas de ver a ese gran torero que fue protagonista indiscutible en esta temporada, y que lo será, a buen seguro, la que viene.

Sorteó dos ejemplares muy deslucidos, si bien el que hizo quinto, desrazado y todo, se movió algo más y dejó ver algún muletazo suelto de calidad y empaque, interpretados por el torero de Alicante.

Al final, El Juli salió en hombros gracias a una nueva demostración de su portentosa capacidad, y Martín Campuzano, nuestro nuevo matador de toros, se fue a pie por usar mal la espada, el día soñado de su alternativa.

Quedó sin embargo patente su gran clase y su verdad para entender el toreo. Estamos seguros que triunfará, pues como ha dicho Paco Aguado esta tarde, ha escogido el camino más difícil, pero el más gratificante y el que lleva inevitablemente a la gloria.

¡SUERTE, TORERO!

lunes, 10 de noviembre de 2008


Las plazas de toros europeas empiezan a poner el aldabón de cierre a medida que la temporada se acaba. El “ajo” se traslada ahora a tierras americanas en donde, en cambio, empieza a caldearse el ambiente.

En tierras aztecas han desembarcado ya nombres conocidos de toreros hispanos, en lo que supone el despertar de la temporada americana. Pero ese es otro cuento, que empieza a leerse a partir de ahora. Lima también supone, por estos días, el epicentro de esta parte de la América taurina. Y ya viene Quito, a la vuelta de la esquina.

Pero por el momento, es hora de pasar revista a lo que fue la temporada taurina en los principales ruedos de Europa, y echar cuentas para ver quién fue quién en este año que termina.

LOS QUE MANDAN

La respuesta parecería ser simple y sin desperdicio: Miguel Ángel Perera. ¿O no? Para las estadísticas, y por la regularidad y la rotundidad de su paso por la temporada, no hay otro.

Pero sin duda, en esta primera fila de protagonistas hay más nombres. Otros hombres que le han puesto sello propio a la fiesta.

Si miramos un poco más adentro, vamos a llegar a lo “telúrico” de esta temporada: el terremoto taurino que sin lugar a duda movió los cimientos del toreo – más allá de que algunos opinen de modo diverso y hasta lo minimicen – y que fue la incursión renovada y colosal de José Tomás en la escena taurina. Y de todo ello, principalmente lo que hizo en la catedral mundial del toreo.

Las siete orejas cortadas en dos tardes, con dos obras bien distintas – una, bella y armónica y otra, tremendamente épica y hasta angustiosa -, entran en un ámbito totalmente distinto y excepcional. No sólo por la cantidad de orejas, sino porque la fiesta – y prácticamente todos los estamentos de la sociedad española - giró alrededor de este hombre.

Al de Galapagar le reventaron los toros en este año, pero al final, sobreponiéndose al dolor y a sí mismo, Tomás reventó el toreo y la actualidad taurina. Por ello, por lo que logró en dos tardes consecutivas en Madrid, más lo que hizo en otras plazas hasta culminar con su sublime actuación en Barcelona, como cierre de su temporada, José Tomás está, en mi criterio, en el podio mayor de este año 2008, codeándose discretamente con el torero extremeño.

Y ojo que no voy siguiendo el hilo conductor que propone el escalafón, que invita a ver números corrientes y fríos: corridas, orejas y rabos, etc. Procuro seguir la línea del impacto que cada torero, más allá de la consecución de trofeos, tuvo en esta temporada.

Por eso, para mí El Juli está también ocupando con todo merecimiento el sitio privilegiado de la tripleta de oro de este año. Ahí sí, voy a remitirme por un instante a las cifras: hay que ver cuántas tardes de altísima responsabilidad ha cubierto Julián, en las que quizá, por no correr con mejor suerte en los sorteos, no fueron redondas; sin embargo, no ha dejado de ser protagonista en ningún momento. Es el torero que más festejos ha toreado y que más orejas ha cortado en plazas de primera categoría.

Por ello, como digo, El Juli está en el podio de honor de los mandones de la fiesta en el 2008.


LA “SEGUNDA FILA”

Nos referiremos en este apartado a los toreros que están un poquito más atrás de los protagonistas principales, pero que no por ello revisten menor importancia o son “de segunda”

¡Y qué va a ser de segunda José María Manzanares! Ese tío va a ser uno de los grandes de la temporada que viene, segurísimo. Lo ha demostrado este año, calladito y hablando más que nada en el ruedo; ¡y de qué forma! Sólo las impertinentes secuelas del dengue le han podido, y ha debido cortar la temporada cuando faltaba nada para su final.

Ahora anuncia su reaparición, en Lima. Esa es una baja sensible, sin duda, en nuestros carteles, pues se pensaba quizá que no estaría listo para comparecer en Quito. Ni modo, será el año siguiente.

Enrique Ponce va de salida de la profesión, según parece. Pero irónicamente se marcha mejor que nunca y con mayor ilusión. Ha disfrutado y hecho disfrutar un montón esta temporada, y se ha mantenido de todos modos en un sitial de privilegio dentro del pelotón principal de toreros; y son ya 16 los años en primerísima figura del toreo.

Finito de Córdoba sigue manteniendo ese cartel de torero artista y de gran clase. Esta temporada ha toreado mucho y también ha dejado huella. Ha superado en cierta forma ese gran talón de Aquiles que le ha supuesto, desde hace mucho tiempo, la espada de matar. De hecho, ha emborronado actuaciones cumbre en todas las plazas del mundo (incluida la de Quito) por fallar con el estoque.

El Fundi es otro de los grandes de la temporada. Quizá como ningún otro, el 2008 ha sido el de la eclosión definitiva del torero de Fuenlabrada. Su madurez, el oficio y su poso de tantos años de profesión, le han dado una categoría indiscutible. Se ha ganado el reconocimiento definitivo de la afición y se ha dado el gusto también de mostrar ese lado “amable” del torero artista, que también lleva dentro, toreando a placer y con gusto en Barcelona.

El joven Daniel Luque va escalando peldaños de modo vertiginoso y constante. Esta temporada ha dado toques de atención fortísimos, en España y en Francia. El año anterior, en Quito, dejó patentes sus excelentes maneras y su clase. Este es otro al que hay que “pelarle el ojo”, porque en el 2009 dará muchas sorpresas.

Dentro de los toreros de este grupo, César Jiménez ha escrito una historia muy particular. Fue perdiendo fuelle durante estos últimos años, y en especial en el 2007, luego de liderar en el 2003 y 2004 el escalafón de matadores en Europa; pasó a torear menos y con resultados no tan brillantes. Esa situación lo descolocó, pero jamás lo agobió; y tuvo la suficiente confianza en sí mismo para hacer una temporada contracorriente, llevando su carrera de modo independiente. Ha logrado triunfos muy importantes y alentadores para él, y seguro será otro nombre que golpeará con fuerza los primeros lugares del escalafón en la temporada venidera.

Quienes hayan llegado hasta aquí en su lectura estarán sorprendidos y hasta indignados, supongo. Se dirán “¿y a El Fandi en dónde lo deja este @*##!!!?”

Bueno, lo he hecho a propósito. No tengo nada contra el torero granadino, y le reconozco su gran esfuerzo y capacidad como para alcanzar las 110 corridas de toros en una temporada. Nada nuevo, empero, pues Jesulín, Litri y otros ya corrieron esa maratón y llegaron, incluso, más lejos.

Pero no se trata de cantidad, eso ya se sabe. El Fandi ha mantenido su campaña triunfante por todos los ruedos de España, a excepción de Madrid.

Apabulla en el tercio de banderillas con su gran virtud atlética. Diría yo que es quizá uno de los mejores – si no el mejor – rehileteros de la historia. Es aún un gran gancho de taquilla para todas las ferias; es un tío simpático y carismático, pero…

Pero le falta hondura y calidad. Hubo una época en la que El Fandi toreaba realmente bien al natural. Pero con el paso del tiempo y enfrascado como está en llegar a torear más que nadie, se ha adocenado y amontonado. Casi nunca brilla con algo más que no sean las banderillas. Y eso es malo para un torero.

Pasan los años, va aumentando el número de corridas toreadas y se mantiene liderando el escalafón –por números, nada más – pero su toreo cada vez dice menos.

Por eso, me he dejado para el último al líder absoluto del escalafón, que no le hace calor ni está al nivel de importancia de todo lo hecho por Perera, José Tomás, El Juli, Manzanares y los otros verdaderos triunfadores de la temporada 2008.

Con el perdón de David, hasta la próxima.