También tuvieron actuaciones entonadas Gabriel Cevallos, que cortó una oreja; Carlos Lárraga, que recorrió el anillo por partida doble y Curro Rodríguez, que se despedía como novillero la tarde del sábado.
Estos ciclos de pre feria son un excelente pretexto para empezar a prender el ánimo taurino entre la afición, que se prepara con máximo interés para acudir a la mayor feria taurina del Ecuador.

Porque si hay una verdad tan grande como una catedral es que no se puede engañar, ni dejar que estos mozos se engañen, si es que no reúnen las condiciones necesarias para llegar a ser figuras.
En este sentido, nuestras escuelas deben mirarse en el espejo de lo que acontece en las otros países, como México y Colombia, de donde están saliendo valores interesantísimos para la torería de esos países. Ya no basta entonces con tener candidatos que cumplan con el expediente y punto.
Ecuador necesita con urgencia esos toreros que tomen la posta de aquellos que en algún momento se irán; la apuesta, por tanto, es tener novilleros con un gran potencial competitivo, y que lleguen quizá a superar con creces lo realizado por los profesionales ecuatorianos hasta el día de hoy.
El futuro de la fiesta en nuestro país no solamente depende de los esfuerzos para lograr que la fiesta siga viva; también tienen mucha responsabilidad en ello las nuevas generaciones de toreros; novilleros que tengan el don de sorprender y cautivar el interés del público, para que se les pueda seguir.
Ojalá que de estas oportunidades que la empresa brinda a los jóvenes nuevos valores podamos sacar al menos un par de nombres que conformen el reemplazo generacional de los toreros ecuatorianos.
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