miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL JULI, inextinguible

Recuerdo muy claramente la tarde del 18 de septiembre de 1998. Frente al televisor, con un grupo de buenos amigos y aficionados, disfrutábamos por la TV, en corrida transmitida en directo por TVE (¡qué tiempos aquellos, en los que los aficionados podíamos ver toros en televisión!) la alternativa del joven prodigio del toreo. Ese mismo jovenzuelo que había causado un revuelo pocas veces visto, al menos en la historia reciente de la fiesta brava. El mismo que días antes, encerrado con 6 novillos en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, logró colgar, él solo, el “no hay billetes”; y más que aquello, triunfar y poner de acuerdo a “su plaza”, la catedral del toreo, nada menos.

Ese mismo día El Juli, con tan solo 16 años, rompía una serie de paradigmas y convencionalismos dentro de la fiesta; ese día de septiembre de hace doce años, se conviertía en el matador de toros más joven de la historia, inaugurando así una prometedora carrera a la que muchos “entendidos” del toreo quisieron gafar o reventar. Otros, que no se equivocaron desde luego, apostaron a que el joven diestro de Madrid tendría una exitosa carrera como matador de toros.

Sin embargo, doce años después, pocos han “pegado centro” en sus predicciones. Casi nadie, salvo aquellos más cercanos al torero, probablemente, pudo imaginar el crecimiento explosivo de este torero, y las cotas tan altas que ha llegado a tocar. Nadie pudo atisbar siquiera que este grandioso torero haya logrado reinventarse, siguiendo una ruta complicadísima y muy arriesgada: dejar ese cómodo reducto que había logrado construir gracias a su carisma y a su prodigiosa facilidad para entender el toreo; esa graciosa y desenfadada manera de encarar cada tarde, o inclusive su fácil interpretación del tercio de banderillas, que inteligentemente dejó de lado al darse cuenta de que esa era una aldea quemada por un tal David Fandila, y que por ahí probablemente no iba la cosa.

Julián se jugó entera su carrera y cuanto había logrado hasta entonces. Emprendió en la búsqueda del torero grande que residía dentro de sí y se metió en las honduras de su ser para buscar la profundidad, la pureza; el toreo total, en suma.

Le costó sangre, sudor y más de una lágrima seguir convenciendo a la afición, a los públicos y a los presidentes de plaza, que no entendían por dónde iba el torero con ese “cambio” de mentalidad y con su nueva propuesta. Muchos le protestaron, le criticaron y creyeron ver el ocaso del torero.

Pero se equivocaron del medio a la mitad. De hecho, El Juli ha sido el epicentro mismo del toreo desde hace varias temporadas, y su responsabilidad y profesionalismo le han llevado a asumir retos de máxima relevancia, marcando el paso en todo momento para la mayoría de compañeros de escalafón.

Y así, hasta el día de hoy. Cuando ha caído ya el telón de la temporada taurina en los ruedos europeos, aparece una vez más la luminosa e inextinguible figura de Julián López como clarísimo y casi solitario vencedor. Al cierre de esta temporada 2010, queda claro que El Juli ha sido de nuevo el torero más importante del año. Varios medios especializados han destacado su impresionante e imparable temporada; muestra de ello, hace pocos días le ha sido otorgada la prestigiosa “oreja de oro”, que concede Radio Nacional de España al triunfador de la temporada española.

Si bien las frías estadísticas revelan números de festejos y apéndices obtenidos, también dejan ver cómo Julián planteó su temporada 2010: comparecencias en las primeras plazas de la geografía española, en carteles de máxima responsabilidad y en las que dio invariablemente la talla y demostró a golpe cantado su vitola de primera figura del toreo.

A estas alturas, difícilmente alguien podrá poner en duda que Julián López El Juli es uno de los toreros más importantes de la historia de la tauromaquia. Con sus 28 años recientemente cumplidos, el joven torero madrileño aún tiene mucho por desarrollar y crecer –si es que es esto posible, claro- pues afición y raza le sobran.

1 comentario:

  1. Estimado Fabián:

    Un gusto saludarte, no sé si te había llegado un comentario anterior, coincido en tu apreciación sobre el magisterio del Juli, aquí en Quito se lo ha visto de diferentes maneras.

    Sólo acotando que el Juli tiene actualmente 28 años y no 26.

    Un abrazo fuerte

    Sebastián Cárdenas.

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