Reseña:
Algo menos de tres cuartos de entrada en tarde de sol y viento. Se lidiaron 6 toros de Vistahermosa, distintos en presentación, bajos de raza y complicados en general para la lidia. Sebastián Castella, ovación y oreja; Cayetano, palmas y pitos; Álvaro Samper, silencio y silencio.
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El famoso fenómeno climatológico de La Niña, que está viviendo nuestro país en los últimos tiempos, ha traído lluvias sin fin y mucho frío. Los quiteños hemos soportado temperaturas gélidas, que han llegado incluso a registrar los tres grados centígrados.
Sin embargo, el día de hoy que marcaba el inicio de la Feria de Quito Jesús del Gran Poder 2010, el sol apareció nuevamente en todo su esplendor. Desde muy temprano en la mañana el cielo se pintó de azul y las nubes se ausentaron por un largo rato.
Pensaba yo para mis adentros que, mientras el Defensor del Pueblo logró imponer su voluntad para que los niños menores de 12 años no puedan asistir a los festejos taurinos, el astro rey y los elementos, en cambio, hicieron gala de su afición a los toros y se asomaron sin miedo al ruedo quiteño la tarde de hoy. Ojalá y el sol nos acompañe todas las tardes. Ya sabemos pues que toros sin sol son equivalentes a graderíos de la plaza sin niños.
La plaza no se llenó, ciertamente; y muy probablemente en ese hecho, casi inédito en la historia de esta feria, haya tenido que ver la decisión arbitraria de imponernos una forma de pensar y de educar a nuestros hijos. O quizá, por los cambios que se dieron en el cartel inaugural. Quién sabe.
El pregón inaugural de fiesta tuvo como pregonero de lujo al filósofo francés Francis Wolf, defensor acérrimo de la fiesta brava en todo el mundo. Su discurso fue una invitación cordial a toda la afición quiteña a sentirnos parte de la fiesta de los toros, donde quiera que ésta se manifieste, y a concebirla como una fiesta viva y culta.
Otro que se asomó con decisión en el ruedo quiteño fue el francés Sebastián Castella, que estuvo sobrio y muy seguro toda la tarde. En su primero estuvo templado y elegante toreando de capa, y con la muleta demostró mucho valor ante un ejemplar incierto y con peligro por el pitón izquierdo. Lo sometió el francés con aplomo y solvencia, logrando varias series muy macizas. Pinchó en el primer encuentro y tampoco estuvo acertado con el descabello, perdiendo así la posibilidad de cortar la primera oreja de la tarde.
Con su segundo volvió a estar avasallador por seguridad y valor, ante un toro que no tenía un pase y que medía al torero por ambos pitones. Se la jugó el torero, y tanto provocó al toro de Vistahermosa que éste le propinó una voltereta de la que cayó de fea manera. Con el público a su favor y con más determinación aún, prosiguió buscando el triunfo. Cortó una merecida oreja luego de dejar una muy buena estocada.
Cayetano se presentó en Quito sin demasiada fortuna. Sorteó un primer ejemplar que fue manso y que siempre tomó los engaños que le ofreció el madrileño con la cara alta y distraído. Estuvo firme Cayetano, y sobre la base de aguantar las embestidas inciertas de su oponente, logró varios muletazos muy estimables por ambas manos. Pasaportó a su enemigo de tres cuartos de estocada, que resultó tendida y algo caída.
Con su segundo tuvo menos fortuna aún, pues el serio ejemplar que hizo quinto de la tarde tampoco le brindó oportunidades para mayor lucimiento. Hay que decir que el torero madrileño tampoco estuvo demasiado confiado y con ello, no hubo forma de hacer faena. Luego de pasar de muleta por bajo al ejemplar tomó la espada, con la que tampoco estuvo muy fino.
El nacional Álvaro Samper entró por sustitución del torero sustituto, David Fandila “El Fandi”. Tuvo el infortunio de ver cómo su primero se desgraciaba en el ruedo, luego de un feo costalazo. El toro apuntaba alguna opción, y por ello Álvaro lo saludó entusiasta con la capa. Luego del puyazo, que fue muy fuerte para sus ya menguadas fuerzas, el toro se inutilizó para la lidia sin permitirle el lucimiento al torero de la tierra.
El segundo de su lote tuvo algo más de movilidad pero nunca atendió con fijeza a los engaños que le presentaron los subalternos y el propio Samper.
Manseó el ejemplar de Vistahermosa y el torero local tardó mucho tiempo tratando de centrarse con el toro en distintos sitios de la plaza. Finalmente, cerrado en el terreno de las tablas, Samper logró robarle algunos muletazos que el público cariñoso le jaleó, aunque aquello no haya tenido mayor trascendencia en virtud de las condiciones del toro que el torero quiteño tuvo enfrente.
Pinchó dos veces antes de dejar una estocada casi entera, y escuchó algunas palmas de parte del respetable.
Terminó así un festejo que dejó un sabor no muy dulce en los labios. Los “vistahermosas” no fueron, esta vez, los ideales colaboradores para que el inicio de feria de este año fuera más auspicioso.
Fotografías cortesía de Juan Antonio de Labra