domingo, 17 de octubre de 2010

Feria del Aficionado Práctico: un gran final



Reseña:

La tarde de hoy, en el hermoso paraje de Tambo Mulaló, Provincia de Cotopaxi, se puso el broche final a la tercera edición de la Feria del Aficionado práctico. Rodrigo Patiño Terán y el irlandés David White fueron los triunfadores de la tarde, al cortar ambos las dos orejas de sus oponentes. Al final, Rodrigo Patiño se erigió como el triunfador de la feria, en su tercera edición.

Se lidiaron ejemplares de Santa Coloma, Peñas Blancas, Solano-Peñaherrera, San Isidro, Triana, La Viña y Cerro Viejo, que permitieron, en términos generales, el lucimiento de los aficionados en plaza. Rodrigo Patiño, dos orejas; Juan Sebastián Roldán, oreja; Alberto Rodríguez (Venezuela), vuelta; Álvaro Sevilla, palmas; José Sabay, oreja; David White, dos orejas; Diego Mejía, oreja.

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Los nubarrones negros de la tarde, e incluso alguna inoportuna gota que caía bordeando la hora de inicio del festejo, nos hizo pensar que nos acompañaría un desapacible temporal durante la tarde. Pero a medida que fue llegando la gente, con sus ilusiones y sus nervios, las nubes y las ganas de llover se fueron dispersando.

Rompió el paseíllo y allá iban, con talante parsimonioso y elegante, nuestros amigos; esos a quienes vemos con frecuencia en nuestras casas, en la calle o en el trabajo, vestidos de toreros, para ser y sentirse toreros, una tarde más.

Rompió plaza Rodrigo Patiño, lidiando un grandón ejemplar de Santa Coloma, que tuvo como mayor virtud su gran nobleza. El gordo lo entendió a la perfección desde que se estiró en el primer lance con el capote, con el que saludó austero pero preciso y muy templado. Esa gran virtud de él, de saber correr hacia atrás los toros, como jugando con ellos, no sólo que es vistosa sino que tiene unos efectos magníficos para enseñarlos a embestir.

El pupilo de Santa Coloma se empleó bien y con clase en el caballo de picar y en la faena de muleta mostró fijeza y buen son. Rodrigo Patiño le recetó la lidia perfecta, templando los muletazos, llevándolo largo y sin atacarle demasiado, pues el de Santa Coloma no tuvo demasiada fuerza. Menor lucimiento ofreció el ejemplar por el pitón izquierdo, por el que tendía a echarse y a protestar. Por eso, Rodrigo basó su quehacer en la mano diestra.

Faena muy técnica y estructurada,  que además contó con varios momentos de inspiración e improvisación, pero igualmente ejecutados con poderío y oficio.

Pinchó sin soltar en su primer intento, y en el segundo encuentro dejó casi media estocada, algo caída, pero de efectos fulminantes en el buen ejemplar de Santa Coloma, que a su muerte recibió la vuelta al ruedo, como justo premio a su buen juego. Y a las manos del bueno de Rodrigo fueron a dar las dos orejas del novillo.

Juan Sebastián Roldán pechó con un ejemplar de Peñas Blancas que no tuvo demasiada fuerza, y que además protestaba si se le sometía por abajo. No pudo lucirse mayormente con el capote, salvo su saludo valiente a porta gayola, que fue muy aplaudido por los presentes. Con la muleta se entonó y centró cuando logró tomarle el aíre al novillo, toreando con la mano izquierda; por ahí llegaron los mejores muletazos del trasteo de muleta de Juan Sebastián.

Se tiró a matar con mucha verdad, hasta por dos ocasiones, y en las  dos la espada se fue algo trasera. Sin embargo, destacó su forma de encarar la suerte suprema. Cortó una merecida oreja.

El venezolano Alberto Rodríguez no tuvo su tarde. Sorteó un novillo poco colaborador de Solano Peñaherrera. Procuró ponerse por ambos pitones, pero el acoplamiento nunca llegó del todo. Además, no estuvo tampoco acertado con la espada. Recorrió el anillo como premio a su presencia en esta tarde.

El aficionado ambateño Álvaro Sevilla tuvo una decidida y vibrante actuación ante un encastado y temperamental ejemplar de San Isidro, que a momentos lo desbordó. Así y todo, el joven aficionado se esmeró por templar y someter las embestidas de su oponente y logró pasajes ciertamente interesantes por ambos pitones. De no haber estado desacertado con la espada, seguro habría cortado algún trofeo.

José Sabay ratificó las buenas sensaciones que ya dejó en los asistentes cuando compareció en su primera tarde en esta feria. Su saludo capotero fue vistoso y con cierto empaque, y destacó de el las dos medias verónicas, muy mecidas y plásticas, con las que cerró su toreo de capa. Se dobló poderoso por abajo con su ejemplar para iniciar su faena de muleta, que fue larga y con varios momentos de mucha plasticidad y gusto. Se tiró a matar pero la espada cayó atravesada. El novillo dobló sin darle oportunidad de repetir la suerte. Fue premiado con una justa oreja.

La sorpresa más grata de la feria seguramente fue la presencia del aficionado irlandés David White. De su primera comparecencia salió lanzado directamente a la final, merced a una gran actuación, plena de valor y oficio. Esta tarde volvió a derrochar valor y seguridad, frente a un gran novillo de La Viña, que fue bravo y tuvo transmisión. Toreó David con mucha expresividad con el capote y destacó en un gran galleo para llevar al novillo a la cabalgadura. Su inicio de faena fue sobrio, muy torero y templado. Logró momentos de mucho lucimiento, sobre todo por la emotividad de su trasteo. Mató de estocada al encuentro, que fue fulminante y de efectos espectaculares. El palco concedió una oreja pero el público pidió el segundo trofeo para el irlandés.

Diego Mejía fue otra de las gratas novedades de la feria, y llegó a la final luego de una brillante labor en la tarde de su presentación. Esta tarde el sello de su actuación fue la actitud y predisposición para dar espectáculo; estuvo lucido toreando con la capa, cubrió con brillo el tercio de banderillas y  con la muleta, aunque con altibajos, también dejó algún muletazo estimable. Cortó una oreja como premio a su decidida actuación.

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