lunes, 10 de noviembre de 2008


Las plazas de toros europeas empiezan a poner el aldabón de cierre a medida que la temporada se acaba. El “ajo” se traslada ahora a tierras americanas en donde, en cambio, empieza a caldearse el ambiente.

En tierras aztecas han desembarcado ya nombres conocidos de toreros hispanos, en lo que supone el despertar de la temporada americana. Pero ese es otro cuento, que empieza a leerse a partir de ahora. Lima también supone, por estos días, el epicentro de esta parte de la América taurina. Y ya viene Quito, a la vuelta de la esquina.

Pero por el momento, es hora de pasar revista a lo que fue la temporada taurina en los principales ruedos de Europa, y echar cuentas para ver quién fue quién en este año que termina.

LOS QUE MANDAN

La respuesta parecería ser simple y sin desperdicio: Miguel Ángel Perera. ¿O no? Para las estadísticas, y por la regularidad y la rotundidad de su paso por la temporada, no hay otro.

Pero sin duda, en esta primera fila de protagonistas hay más nombres. Otros hombres que le han puesto sello propio a la fiesta.

Si miramos un poco más adentro, vamos a llegar a lo “telúrico” de esta temporada: el terremoto taurino que sin lugar a duda movió los cimientos del toreo – más allá de que algunos opinen de modo diverso y hasta lo minimicen – y que fue la incursión renovada y colosal de José Tomás en la escena taurina. Y de todo ello, principalmente lo que hizo en la catedral mundial del toreo.

Las siete orejas cortadas en dos tardes, con dos obras bien distintas – una, bella y armónica y otra, tremendamente épica y hasta angustiosa -, entran en un ámbito totalmente distinto y excepcional. No sólo por la cantidad de orejas, sino porque la fiesta – y prácticamente todos los estamentos de la sociedad española - giró alrededor de este hombre.

Al de Galapagar le reventaron los toros en este año, pero al final, sobreponiéndose al dolor y a sí mismo, Tomás reventó el toreo y la actualidad taurina. Por ello, por lo que logró en dos tardes consecutivas en Madrid, más lo que hizo en otras plazas hasta culminar con su sublime actuación en Barcelona, como cierre de su temporada, José Tomás está, en mi criterio, en el podio mayor de este año 2008, codeándose discretamente con el torero extremeño.

Y ojo que no voy siguiendo el hilo conductor que propone el escalafón, que invita a ver números corrientes y fríos: corridas, orejas y rabos, etc. Procuro seguir la línea del impacto que cada torero, más allá de la consecución de trofeos, tuvo en esta temporada.

Por eso, para mí El Juli está también ocupando con todo merecimiento el sitio privilegiado de la tripleta de oro de este año. Ahí sí, voy a remitirme por un instante a las cifras: hay que ver cuántas tardes de altísima responsabilidad ha cubierto Julián, en las que quizá, por no correr con mejor suerte en los sorteos, no fueron redondas; sin embargo, no ha dejado de ser protagonista en ningún momento. Es el torero que más festejos ha toreado y que más orejas ha cortado en plazas de primera categoría.

Por ello, como digo, El Juli está en el podio de honor de los mandones de la fiesta en el 2008.


LA “SEGUNDA FILA”

Nos referiremos en este apartado a los toreros que están un poquito más atrás de los protagonistas principales, pero que no por ello revisten menor importancia o son “de segunda”

¡Y qué va a ser de segunda José María Manzanares! Ese tío va a ser uno de los grandes de la temporada que viene, segurísimo. Lo ha demostrado este año, calladito y hablando más que nada en el ruedo; ¡y de qué forma! Sólo las impertinentes secuelas del dengue le han podido, y ha debido cortar la temporada cuando faltaba nada para su final.

Ahora anuncia su reaparición, en Lima. Esa es una baja sensible, sin duda, en nuestros carteles, pues se pensaba quizá que no estaría listo para comparecer en Quito. Ni modo, será el año siguiente.

Enrique Ponce va de salida de la profesión, según parece. Pero irónicamente se marcha mejor que nunca y con mayor ilusión. Ha disfrutado y hecho disfrutar un montón esta temporada, y se ha mantenido de todos modos en un sitial de privilegio dentro del pelotón principal de toreros; y son ya 16 los años en primerísima figura del toreo.

Finito de Córdoba sigue manteniendo ese cartel de torero artista y de gran clase. Esta temporada ha toreado mucho y también ha dejado huella. Ha superado en cierta forma ese gran talón de Aquiles que le ha supuesto, desde hace mucho tiempo, la espada de matar. De hecho, ha emborronado actuaciones cumbre en todas las plazas del mundo (incluida la de Quito) por fallar con el estoque.

El Fundi es otro de los grandes de la temporada. Quizá como ningún otro, el 2008 ha sido el de la eclosión definitiva del torero de Fuenlabrada. Su madurez, el oficio y su poso de tantos años de profesión, le han dado una categoría indiscutible. Se ha ganado el reconocimiento definitivo de la afición y se ha dado el gusto también de mostrar ese lado “amable” del torero artista, que también lleva dentro, toreando a placer y con gusto en Barcelona.

El joven Daniel Luque va escalando peldaños de modo vertiginoso y constante. Esta temporada ha dado toques de atención fortísimos, en España y en Francia. El año anterior, en Quito, dejó patentes sus excelentes maneras y su clase. Este es otro al que hay que “pelarle el ojo”, porque en el 2009 dará muchas sorpresas.

Dentro de los toreros de este grupo, César Jiménez ha escrito una historia muy particular. Fue perdiendo fuelle durante estos últimos años, y en especial en el 2007, luego de liderar en el 2003 y 2004 el escalafón de matadores en Europa; pasó a torear menos y con resultados no tan brillantes. Esa situación lo descolocó, pero jamás lo agobió; y tuvo la suficiente confianza en sí mismo para hacer una temporada contracorriente, llevando su carrera de modo independiente. Ha logrado triunfos muy importantes y alentadores para él, y seguro será otro nombre que golpeará con fuerza los primeros lugares del escalafón en la temporada venidera.

Quienes hayan llegado hasta aquí en su lectura estarán sorprendidos y hasta indignados, supongo. Se dirán “¿y a El Fandi en dónde lo deja este @*##!!!?”

Bueno, lo he hecho a propósito. No tengo nada contra el torero granadino, y le reconozco su gran esfuerzo y capacidad como para alcanzar las 110 corridas de toros en una temporada. Nada nuevo, empero, pues Jesulín, Litri y otros ya corrieron esa maratón y llegaron, incluso, más lejos.

Pero no se trata de cantidad, eso ya se sabe. El Fandi ha mantenido su campaña triunfante por todos los ruedos de España, a excepción de Madrid.

Apabulla en el tercio de banderillas con su gran virtud atlética. Diría yo que es quizá uno de los mejores – si no el mejor – rehileteros de la historia. Es aún un gran gancho de taquilla para todas las ferias; es un tío simpático y carismático, pero…

Pero le falta hondura y calidad. Hubo una época en la que El Fandi toreaba realmente bien al natural. Pero con el paso del tiempo y enfrascado como está en llegar a torear más que nadie, se ha adocenado y amontonado. Casi nunca brilla con algo más que no sean las banderillas. Y eso es malo para un torero.

Pasan los años, va aumentando el número de corridas toreadas y se mantiene liderando el escalafón –por números, nada más – pero su toreo cada vez dice menos.

Por eso, me he dejado para el último al líder absoluto del escalafón, que no le hace calor ni está al nivel de importancia de todo lo hecho por Perera, José Tomás, El Juli, Manzanares y los otros verdaderos triunfadores de la temporada 2008.

Con el perdón de David, hasta la próxima.

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