viernes, 19 de octubre de 2007

Unas (personales) reflexiones sobre José Tomás

"Campo de la verdad, terreno por donde pisa
el torero Jósé Tomás... ¡Ay, torero, torero José Tomás!"
- Vicente Amigo -



Por Fabián Cuesta


Quien diga que la vuelta de José Tomás a los ruedos, a mediados de este 2007, no ha supuesto para la fiesta un auténtico revuelo, es porque pretende tapar el sol con un dedo.

Y ese revuelo ha ido, como era de esperarse, más allá de lo mediático. Como siempre en este tipo de acontecimientos, la prensa busca sacar provecho de la situación y vender millones; eso ya se sabe. Entre ellos hubo un cabroncete, mariquita trasnochado sin pudor ni respeto alguno, que trató de echar lodo sobre la honra y vida personal del torero, justo cuando reaparecía.

Pero el suceso, para fortuna de todos, se centró más bien en donde debía darse: en el ruedo. El regreso de José Tomás ha sido como un resplandor que lo iluminó todo; que encegueció y provocó ensoñaciones y hasta alucinaciones; también dolores de cabeza a muchos otros, porque les “agitó el avispero” justo cuando más cómodos estaban.

Y es que, desde el 2002, pocos toreros se habían atrevido a pisar esos terrenos que José Tomás pisa invariablemente cuando está ante la cara del toro; y claro, eso lo nota de inmediato el aficionado.

En lo personal,no voy a negar que tuviera miedo, antes de su vuelta. Me decía para mis adentros “¿y si ya no es el de antes?”; “¿y si ha perdido el sitio, el valor, las formas?”. Pero qué va.


José Tomás volvió en plenitud de valor y conceptos; quizá sin demasiado sitio, al inicio. Pero como es un genio y un torero inteligente, en seguida lo encontró, como quien cose y canta.

Conversaba con un amigo, viendo algunas imágenes de la faena de José Tomás en Málaga, y me decía: “es que es muy torpe, le cogen demasiado los toros”. Yo digo que si es torpe quien se pone en el sitio, en ESE sitio, como él se pone, pues debieran haber más torpes vestidos de luces. Como todos sabemos, los toros cogen por falta de sitio, o por quedarse muy quieto.

Y para lo segundo se requiere un universo de virtudes. Se necesita valor por supuesto, aunque éste en el de Galapagar , es lo de menos. Para él, la quietud es una actitud cimentada en una hondísima convicción y filosofía de entender el toreo. Es abandono, autenticidad y una reinvindicación de su propia verdad.

No sé si entiende. Para mí, que José Tomás ha superado ya esa etapa de la que echan mano algunos toreros hoy en día – Alejandro Talavante, por ejemplo – , en la que quedarse quieto, como demostración de un valor frío, es la base de su tauromaquia. No es que eso sea malo, y es evidente que para torear bien hace falta quedarse quieto, pero no lo es todo.

Uno puede quedarse muy quieto, y sin embargo hacer pasar al toro a un metro de distancia y cada vez más hacia fuera. Ya lo decía Felipe Garrígues, en su bello libro "Abriendo el Compás" : el toreo de expulsión.


José Tomás se queda quieto como parte de un rito de respeto al
toro, a sí mismo. A partir de ese punto viene el toreo reunido, hacia dentro, cada vez más ajustado. Y tarde o temprano, cuando esas geometrías y tiempos que componen el toro, la muleta y el viaje que le marca el torero no logran armonizar,viene la cogida, la cornada. Es inevitable, cuando se está el el terreno que le pertenece al toro.

Luego, ¿en dónde está la torpeza?.

Más allá de las cifras y las estadísticas de una temporada incompleta si se quiere, por tardía, lo de José Tomás ha sido un hito en la fiesta de hoy en día, tan necesitada de eventos importantes que la defiendan y le devuelvan su vigencia; ayuna de más personajes singulares, y tan tremendamente misteriosos como la figura del torero de Galapagar.

Hace falta, creo yo, que la fiesta recupere su esencia a través del rito, antes que del espectáculo como tal. Por eso, José Tomás rinde tributo cada tarde que se viste de luces, con cada toro con el que se mide, a sangre y fuego.


La temporada que viene, si Dios quiere, será aún más fascinante y de gran intensidad. Ya don Julián López ha manifestado su interés de medirse con José Tomás; ese que tira hoy en día del carro de la fiesta, quiere medirse con José Tomás; ¡una maravilla! Se apuntarán también Enrique Ponce,Sebastián Castella, Miguel Ángel Perera, Cayetano y otros más. Volverá la rivalidad, tan sana y tan bonita en la fiesta. Se llenarán sin duda las plazas en toda la geografía española y hasta aumentarán los festejos, con tal de volver a ver al “monstruo de Galapagar”. ¿No le hace todo esto mucho bien a la fiesta? Yo digo que sí.

Por eso, gracias, TORERO, por haber vuelto. Bienvenido seas, José Tomás.

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