RESEÑA
Algo menos de tres cuartos de entrada en tarde de mucho sol y viento. Se lidiaron dos toros de Peñas Blancas (1ro.y 6to.), y cinco de Santa Coloma Internacional (incluyendo el 6to bis), deslucidos y complicados en general, exceptuando el 6to bis, que tuvo algo más de clase, movilidad y transmisión; pobremente presentados 1ro. y 2do. Uceda Leal, ovación y silencio; Antonio Barrera, vuelta y vuelta por su cuenta; Martín Campuzano, palmas y silencio.
La de hoy fue una tarde complicada para los toreros actuantes, fundamentalmente por el escaso juego que dio el encierro de Santa Coloma y Peñas Blancas. Limitadas las prestaciones de los bureles lidiados, que además no fueron fáciles para nada -tal y como es este encaste ganadero, por cierto-; para más inri, los tres diestros tuvieron como enemigo añadido al viento, que es un impertinente protagonista de todas las ferias capitalinas desde hace mucho tiempo. Algo habrá que hacer para remediar este inconveniente de una vez por todas.
El primero de Uceda Leal fue toro mal presentado -por chico- para una feria de la categoría de la de Quito, y que además acusó falta de raza y fuerza. Con él, el torero de Usera estuvo entonado y artista en ciertos pasajes del trasteo, toreando suave y con ritmo a la verónica, y luego, en tres tandas de multetazos por la mano diestra, llenas de plasticidad y hondura. También procuró brillar en el toreo al natural, pero la cosa no tomó demasiado vuelo, aunque hubo un par de naturales que fueron auténticos carteles de toros.
Y pare de contar, pues cada vez que el fino torero madrileño quería exigirle por abajo, el toro se escupía de la muleta y buscaba el abrigo de las tablas.
Un mal viaje con la espada, que cayó en los bajos, hizo que su obra no fuera merecedora de una oreja, que a buen seguro la hubiera cortado de estar más fino con la espada. Recogió una ovación desde el tercio.
Su segundo oponente fue un incierto ejemplar de Santa Coloma, al que el torero de madrid dejó castigar en exceso en el caballo de Braulio Almeida. El toro salió hecho un marmolillo del castoreño y fue imposible hacer faena de muleta dadas las condiciones en las que llegó al tercio final de la lidia. Uceda abrevió, sin más.
Mal Santiguado se llamó el segundo de la tarde - que fue también mal presentado, al igual que el primero-, con el que se las vio el diestro sevillano Antonio Barrera. Saludó de capa algo acelerado y sin mayor lucimiento; con la muleta tampoco logró centrarse el torero, incomodado visiblemente por el viento; un toreo más sobre piernas y sin demasiado sometimiento fue el de Barrera a su primer oponente. Luego de una estocada desprendida hubo algunos pañuelos pidiendo el trofeo, premio que no ameritaba la labor del diestro; la autoridad concedió sin embargo una merecida vuelta al ruedo.
El segundo de su lote fue un toro serio, cuajado y muy en tipo del encaste, que peleó bravamente en el caballo de picar. Con éste, Barrera volvió a estar predispuesto y con voluntad, pero una vez más con demasiadas prisas y sin lograr someter de verdad a ese ejemplar, que tenía mucho para torear y pedía una muleta firme y sin dudas. Lo mató de una estocada arriba, algo desprendida, y esta vez el sevillano se regaló una vuelta que ni el público pidió ni la autoridad concedió.
El compatriota Martín Campuzano se las vio con un lote también complicado. Su primero fue uno de los ejemplares más hechos y cuajados del encierro, que no le dio facilidades al torero de la tierra; embistió siempre dando tornillazos, de forma descompuesta. Ante tal material, Martín no logró acoplamiento por ninguno de los dos pitones, aunque se evidenció las ganas agradar del torero local.
El sexto bis -que saltó al ruedo en sustitución del que resultò lesionado en el ruedo-fue el toro más potable de la tarde. Fue un bonito toro, serio por delante y armónico de hechuras, que tuvo un comportamiento más definido y claro ante los engaños. Un toro también para poderle y dominarle, pero que lastimosamente no consiguió Martín Campuzano. Además, el viento sopló de manera persistente en incómoda a esa hora en la plaza.
Lo recibió alegre y firme toreando a la verónica, y hasta logró encender a los tendidos con un vibrante aunque algo tropezado quite por gaoneras. El inicio de faena fue esperanzador, pues hizo lo que debía de hacerse dadas las características del toro. También logró una primera tanta toreando con la mano diestra, que tuvo aguante y mando.
Fue feamente volteado en el centro del platillo y al parecer el percance mermó concentración en el torero, que a partir de entonces se espesó en su quehacer y no logró remontar la faena para obtener un posible triunfo.
Lo pinchó arriba en el primer viaje y en el segundo encuentro dejó un estoconazo hasta las cintas, con mucha verdad, que hizo rodar al toro de forma fulminante. Escuchó palmas tibias al terminar su labor.
Al final, ni toreros puestos y curtidos en mil batallas en corridas "duras" como Uceda y Barrera, lograron descifrar las complejidades de los toros lidiados la tarde de hoy. El paisano, en cambio, tuvo una dura prueba para su limitado rodaje como matador de toros. Todo se andará, Martín...paciencia.
Mas o menos de acuerdo con tus apreciaciones, solo matizar que el toro de Peñas Blancas
ResponderEliminarcas fue lidiado en 6º lugar y no en primero por romperse la pezuña el titular que hacia sexto, de acuerdo que fue el mas interesante de la corrida.