viernes, 26 de octubre de 2007

Un Incierto Futuro

Por Fabián Cuesta



“Llegar a ser figura del toreo es casi un milagro. Pero para quien lo logra, ya puede el toro quitarle la vida; la gloria, jamás”
-Santiago Martín “El Viti”-


Debe ser al menos una decena de años cuando leí esta frase, en el gimnasio de la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda, de Madrid. Me impresionó mucho su contenido, por su fuerza y porque, a la postre, es la cruda realidad. Pero si vemos bien, la frase acuñada por el gran torero salmantino “El Viti”, tiene dos partes: una, que es el sacrificio y la constancia, y la segunda, el premio de la gloria para quien llega a consagrarse como figura.

La frase me impactó también por su protagonismo, en letras grandes y claras, como queriendo ahuyentar a quienes no darán la talla, y motivando a los que tienen madera para seguir.

La fiesta de los toros no es un espectáculo cualquiera. A diferencia del fútbol, o de cualquier otro deporte masivo, en el ruedo a veces se muere. Así mismo, con mucha frecuencia, el protagonista derrama su propia sangre. Aquí no hay tu tías. Y para estar dispuesto a pagar ese tributo, hay que estar preparado para aceptar el eventual destino de la muerte por asta de toro. A esto le llaman valor.

Esa es la premisa de quien quiere incursionar en esta dura profesión. Si no se tiene bien claro y asumido este primer escalón, será imposible llegar más arriba. Luego vendrá todo lo demás: la teoría, que es importante, desde luego; el entrenamiento fuerte y riguroso, que da la noción y la técnica necesarias para ponerse luego delante del animal.

En definitiva, es un proceso de formación que pasa no sólo por lo taurino, sino por lo humano y espiritual. La fiesta ha de ser vista como un rito, y no simplemente como un espectáculo. Quien se enrola en una escuela taurina para un día llegar a ser torero, tiene que entenderlo así, y vivirlo constantemente de manera fiel.

Todo este largo preámbulo sirve de base para llegar al duro panorama que vive Ecuador en este sentido. Venimos funcionando, feria tras feria, con un puñado de nombres de toreros de la tierra, y no pasamos de ellos: Antonio Campana, Carlos Yánez, Guillermo Albán, Cruz Ordóñez, Juan Pablo Díaz, Diego Rivas y Juan Francisco Hinojosa; y dos novilleros que tratan de despuntar: Álvaro Samper y Martín Campuzano.

De estos nueve, funcionan, a lo sumo, cinco. Los otros han ido perdiendo fuelle y presencia. Ya no tienen convicción y deberían, para ser honestos consigo mismos y con la afición, irse a su casa.

Guillermo, Mariano y el joven Juan Francisco son las cartas bravas del escalafón superior nacional. En lo personal, no veo futuro en Diego o Juan Pablo ni en Carlos. Antonio, un buen torero, al parecer va ya de salida, pues más allá del número de festejos toreados en el país, no creo que a estas alturas pueda despuntar o romper como el torero que quiere Ecuador. Ojalá que me equivoque.

No hay duda de que el guayaquileño Guillermo Albán ha sido, desde hace tiempo, el referente más alto y luminoso que ha tenido la tauromaquia ecuatoriana. Unos le han negado el pan y la sal, pero la mayoría ha visto en él, y con razón, al torero más importante de los últimos años. Ha tomado su profesión con toda la seriedad que ella amerita y ha vivido por y para ella en todo momento. Es un torero respetado en el mundo taurino, precisamente gracias a esa mística que ha demostrado en todo momento.

Pero, ¿qué pasará cuando decida retirarse? ¿Quién va a seguir su camino, valiente y decidido, de luchar contra todo pronóstico para tratar de abrirse campo en este duro mundo, y de tratar de ser figura?

Porque el objetivo de Albán ha sido ese y no otro. Él precisamente es la prueba más real de que llegar a figura es muy complicado; pero lo ha intentado siempre, y a partir de su disposición permanente, y de pelear como un león, ha llegado a darle al país las pocas glorias que ha vivido en este ámbito.

Mariano también lo intentó. Quizá le faltó mayor empeño, pero en cuanto a condiciones, el riobambeño no le pide favor ni a Triana ni a Sevilla en gracia torera. Ojalá alguna musa soplara su despeinada melena y le infundiera el valor que le hace falta para romper de una vez por todas como ese torero en el que hemos ilusionado tantas veces. Tiene capacidad y arte, pero…

Juan Francisco Hinojosa está recién llegado, y aún hay esperanzas para él. También tiene muy buenas condiciones, y lo que habría que hacer es llevarlo pronto (¡ya mismo!) a Europa, para que se curta, adquiera el oficio bien aprendido, y se haga torero de verdad. Si se queda aquí, me temo que no tendrá futuro.

Álvaro Samper se ha ido a tierras hispanas desde temprano, y dicen quienes lo han visto recientemente que va progresando y madurando. En Quito veremos sus progresos y podremos seguir apostando por él.

Ojalá Martín también salga, porque tiene grandes cualidades, y un valor innato. El primer peldaño, ¿recuerdan?

Esos, y pare usted de contar.

De la "nueva escuela" al parecer no hay mucho material del que pueda salir uno al cual seguir. A juzgar por lo que se ha visto en las pre-ferias, ninguno vale. Así de crudo y duro. No lo digo yo, porque no he estado en los festejos, pero sí he conversado largamente con buenos aficionados que han estado en la plaza, y prácticamente todos coinciden en que no hay material.

¿Qué vamos a hacer, entonces? Yo propongo un cambio radical. Así como en el campo el ganadero, de modo serio y riguroso, desecha todo aquello que no vale, en las escuelas taurinas también se debería proceder igual.

En esto no valen vanidades ni adulos ridículos. Ni falsas esperanzas a muchachitos que quieren impresionar a las chicas. Aquí se trata de sacar FIGURAS, toreros que puedan trascender. Hay que tomarse esto en serio de una vez por todas.

El cambio ha de darse desde la misma base, cambiando todo lo que no sirva: desde capotes viejos, carretones dañados, muletas destrozadas, hasta alumnos o profesores que no sirvan. Habrá que darle un nuevo impulso, crear una auténtica escuela taurina. Con tres o cuatro profesores de categoría, que sean señores dentro y fuera de la escuela. Y sobre todo, que hayan sido "alguien" en el mundo taurino, para que los alumnos puedan seguir o tener como referente. Que haya régimen de trabajo físico e intelectual. Que no sean burros vestidos de luces o de corto. Que sean señores, porque si finalmente no cuajan, serán por lo menos mejores personas.

Debería ser una escuela en la que se forjen, ahí sí, los toreros que quieren el país y la fiesta. Esta tierra tiene que parir aunque sea uno. Pero la única forma es haciéndolo bien. El que tenga oídos, que oiga.

Y si para ello tenemos que esperar cinco años, pues lo haremos. Mientras tanto que no nos metan más el dedo a la boca, ni engañen a unos pobres muchachos que no saben ni a dónde van.

Mientras esos cambios no se den, seguiremos viendo un incierto futuro para la fiesta en nuestro país.

Los vientos de cambio tienen que venir de nosotros mismos.

martes, 23 de octubre de 2007

Las Claves de la Temporada 2007

Por Fabián Cuesta

El año 2007 ha sido uno de los más completos, para mi modesto entender. Toros y toreros se han empleado a fondo, y como resultado de ello, esta temporada ha sido brillante A tal punto, que casi no sabría por dónde empezar a revisar todo lo bueno que ha dado.

Por justicia debo empezar por el toro, que es además el ingrediente esencial de la fiesta. Y en este año lo ha habido en cantidad y calidad, casi directamente proporcional. Independientemente del número de toros indultados – ya se sabe que aquello de perdonar la vida a los toros resulta un tema espinoso para muchos “buenos aficionados”- en gran parte de plazas se han registrado corridas con muchos éxitos, precisamente por el buen juego de los astados.

Hay que sacar de ese balance, desde luego, a los toros de desecho. Esos que sueltan en fechas supuestamente “señaladas”, para los toreros modestos. De eso debieran pedirles cuentas a los empresarios y a los ganaderos.

Pero de los que han salido para las figuras o los toreros con más “cartel”, sí que han servido y han posibilitado el triunfo. Esto sugiere, al parecer, que la cabaña brava hispana va recuperándose. Ojalá sea así, pues es conditio sine qua non para que todo lo demás funcione y brinde alguna garantía. De ello, por lo demás, depende la supervivencia de nuestra fiesta.

Luego, está la extraordinaria campaña de El Juli. Sí, sí, yo soy un julista confeso, pero también soy tomasista, morantista, pererista, manzanarista…

Pero es que lo de El Juli ha sido, ahora sí, la ratificación de su maestría y de su poderío; Madrid, por fin Madrid, le ha abierto la puerta grande que le cerró el año anterior. Ahora sí, la catedral del toreo le ha cedido el bastón de mando de la fiesta.

La Real Federación Taurina de España le ha otorgado el tradicional Trofeo Nacional “Cossio”, en su decimocuarta edición, declarándolo el mejor torero del año. Los Premios Ricard, en Francia, lo han declarado como el matador triunfador de la temporada francesa 2007. También la Revista 6TOROS6 le ha conferido, en sus premios Palmarés, el galardón al mejor matador de toros en la temporada 2007.

No es gratuito, desde luego. El Juli ha estado enorme este año, mostrando una evolución en su concepto del toreo que, al decir de muchos, parecería no tener límites. Con una regularidad impresionante, con un regusto y un disfrute que se ha transmitido invariablemente al tendido.

Morante de la Puebla fue otro de los “puntos calientes” de la temporada. Nosotros barruntábamos ya que así iba a ser, cuando lo vimos en la Plaza Belmonte durante la bella velada taurina de noviembre pasado. Estuvo simplemente genial.

A pesar de haber tenido bemoles en algunas plazas, en las que fue pitado o abroncado, ha cambiado la moneda en otras plazas de gran trascendencia, como la de Madrid. Ahí firmó precisamente una de sus obras cumbres de la temporada. He visto el video de esa faena, y es puro ingenio e inspiración. Muchos aficionados en el tendido se arrancaban cabellos, se rompían camisas de tanta emoción y alegría. Un genio reinvindicado.

Su retiro, tan repentino como absurdo –para quien no está en los pantalones del torero, desde luego- supuso una inflexión en la calidad que llevábamos durante la temporada. Su ausencia de muchas ferias importantes privó de esa dosis de genialidad y de embrujo que aporta su toreo. Ojalá que el genio de La Puebla del Río vuelva a vestirse de luces el año que viene. ¡Haces falta, José!

Sebastían Castella es otro destino importante en el itinerario de esta temporada taurina. Debo confesar, como aficionado, que no me llega demasiado su toreo, pero me sorprende su naturalidad y su valor. También me ha llamado la atención su rotunda regularidad esta temporada, tan sólo frenada por una anemia ferropénica a últimos de temporada, que dejó también un vacío en su tramo final.

El otro hito clave de este año ha sido la vuelta de José Tomás. Ya he ensayado algunas líneas sobre él, pero creo que hay que darle nuevamente la importancia debida. No se puede negar que el año taurino 2007 ha estado fragmentado en dos partes: la una, antes de la vuelta del torero de Galapagar, en la que solamente el aldabonazo de El Juli en Madrid y la inspirada tarde de Morante en el mismo coso Venteño, fueron los puntos más altos de lo que iba del año; y otra, totalmente distinta en ritmo, impacto y resultados –incluso mediáticos- cuando “el monstruo” reapareció.

Puso a todos los toreros “a parir”, porque el salía a dar fe de que su concepto y filosofía del toreo no había cambiado nada, y que estaba igual de predispuesto a dejarse matar, como antes de irse.

Sobre todo a uno, que llegó a decir hace poco la gilipollez de que “cada tarde su leyenda crece”, cuando ha nacido ayer y no ha dicho casi nada en el mundo del toro. Sí, ese que imita al de Galapagar sin pudor y que tendrá que encontrar un sello propio pronto, o José Tomás se lo comerá vivo.

Y como que todos se alinearon, se cuadraron ante el comandante y pusieron sus motores a mil a la voz de “ya”. Disculpen ustedes si esto que digo les parece una exageración. Yo lo veo así.

Una maravilla, en todo caso, porque eso le ha dado sabor, emoción y personalidad a la temporada.

Hay, sin duda, muchos otros toreros que han dado su aporte en este año: uno de ellos, para mí, es Miguel Ángel Perera. Lo vimos por primera vez hace unos cuatro años, en la Feria de Quito del 2003. Vino de novillero, y cortó una oreja después de una faena de mucha calidad, pero que tuvo poco eco en el tendido. El año anterior le hizo la faena de mayor calidad y hondura a Riguroso, de Huagrahuasi; faena que quedó sin premio. Sin embargo, por esa misma obra, ese toro fue declarado el mejor del ciclo quiteño del 2006. Absurdo, ¿no?

José María Manzanares es el otro de los grandes de la temporada. También se fue antes por la enfermedad del dengue. Si alguien le contara al alicantino cuantos miles de ecuatorianos la padecen, y siguen su vida normal, quedaría "flipando" como dicen los españoles. Cosas del desarrollo, al fin y al cabo.

En fin, que el joven Manzanares va madurando a pasos agigantados, su toreo tomando cuerpo como el buen vino tinto, y es uno de los toreros que habrá que tener en cuenta en el 2008.

Manuel Jesús "El Cid" ha hecho otra temporada magnífica, y lo ha refrendado con el tacazo de Bilbao. Gran torero el sevillano. El galo Juan Baustista ha sido una grata revelación, de mediados de temporada para adelante. Se fue un poco aburrido, pero volvió para ser protagonista. Muy bien por él.

Del mundo del toreo a caballo, aunque no soy muy amante de esta versión del toreo, sigo viendo en Hermoso de Mendoza el que lleva el peso de la fiesta en sus hombros. El espectáculo es uno cuando está, y no llega a ser lo mismo cuando falta. A pesar de que hay otros que suenan y que, según dicen, son las bases y el relevo de los que van de salida.

Quizá haya muchos otros capítulos que hayan marcado la temporada. Pero desde acá, hasta donde podemos ver de modo discreto y desde el pequeño agujero televisivo que nos ha dejado la TVE, o de lo que llega día a día por el medio virtual, esa conclusión sacamos.

Si me equivoco o me quedo corto, me perdonan la vida.

viernes, 19 de octubre de 2007

Unas (personales) reflexiones sobre José Tomás

"Campo de la verdad, terreno por donde pisa
el torero Jósé Tomás... ¡Ay, torero, torero José Tomás!"
- Vicente Amigo -



Por Fabián Cuesta


Quien diga que la vuelta de José Tomás a los ruedos, a mediados de este 2007, no ha supuesto para la fiesta un auténtico revuelo, es porque pretende tapar el sol con un dedo.

Y ese revuelo ha ido, como era de esperarse, más allá de lo mediático. Como siempre en este tipo de acontecimientos, la prensa busca sacar provecho de la situación y vender millones; eso ya se sabe. Entre ellos hubo un cabroncete, mariquita trasnochado sin pudor ni respeto alguno, que trató de echar lodo sobre la honra y vida personal del torero, justo cuando reaparecía.

Pero el suceso, para fortuna de todos, se centró más bien en donde debía darse: en el ruedo. El regreso de José Tomás ha sido como un resplandor que lo iluminó todo; que encegueció y provocó ensoñaciones y hasta alucinaciones; también dolores de cabeza a muchos otros, porque les “agitó el avispero” justo cuando más cómodos estaban.

Y es que, desde el 2002, pocos toreros se habían atrevido a pisar esos terrenos que José Tomás pisa invariablemente cuando está ante la cara del toro; y claro, eso lo nota de inmediato el aficionado.

En lo personal,no voy a negar que tuviera miedo, antes de su vuelta. Me decía para mis adentros “¿y si ya no es el de antes?”; “¿y si ha perdido el sitio, el valor, las formas?”. Pero qué va.


José Tomás volvió en plenitud de valor y conceptos; quizá sin demasiado sitio, al inicio. Pero como es un genio y un torero inteligente, en seguida lo encontró, como quien cose y canta.

Conversaba con un amigo, viendo algunas imágenes de la faena de José Tomás en Málaga, y me decía: “es que es muy torpe, le cogen demasiado los toros”. Yo digo que si es torpe quien se pone en el sitio, en ESE sitio, como él se pone, pues debieran haber más torpes vestidos de luces. Como todos sabemos, los toros cogen por falta de sitio, o por quedarse muy quieto.

Y para lo segundo se requiere un universo de virtudes. Se necesita valor por supuesto, aunque éste en el de Galapagar , es lo de menos. Para él, la quietud es una actitud cimentada en una hondísima convicción y filosofía de entender el toreo. Es abandono, autenticidad y una reinvindicación de su propia verdad.

No sé si entiende. Para mí, que José Tomás ha superado ya esa etapa de la que echan mano algunos toreros hoy en día – Alejandro Talavante, por ejemplo – , en la que quedarse quieto, como demostración de un valor frío, es la base de su tauromaquia. No es que eso sea malo, y es evidente que para torear bien hace falta quedarse quieto, pero no lo es todo.

Uno puede quedarse muy quieto, y sin embargo hacer pasar al toro a un metro de distancia y cada vez más hacia fuera. Ya lo decía Felipe Garrígues, en su bello libro "Abriendo el Compás" : el toreo de expulsión.


José Tomás se queda quieto como parte de un rito de respeto al
toro, a sí mismo. A partir de ese punto viene el toreo reunido, hacia dentro, cada vez más ajustado. Y tarde o temprano, cuando esas geometrías y tiempos que componen el toro, la muleta y el viaje que le marca el torero no logran armonizar,viene la cogida, la cornada. Es inevitable, cuando se está el el terreno que le pertenece al toro.

Luego, ¿en dónde está la torpeza?.

Más allá de las cifras y las estadísticas de una temporada incompleta si se quiere, por tardía, lo de José Tomás ha sido un hito en la fiesta de hoy en día, tan necesitada de eventos importantes que la defiendan y le devuelvan su vigencia; ayuna de más personajes singulares, y tan tremendamente misteriosos como la figura del torero de Galapagar.

Hace falta, creo yo, que la fiesta recupere su esencia a través del rito, antes que del espectáculo como tal. Por eso, José Tomás rinde tributo cada tarde que se viste de luces, con cada toro con el que se mide, a sangre y fuego.


La temporada que viene, si Dios quiere, será aún más fascinante y de gran intensidad. Ya don Julián López ha manifestado su interés de medirse con José Tomás; ese que tira hoy en día del carro de la fiesta, quiere medirse con José Tomás; ¡una maravilla! Se apuntarán también Enrique Ponce,Sebastián Castella, Miguel Ángel Perera, Cayetano y otros más. Volverá la rivalidad, tan sana y tan bonita en la fiesta. Se llenarán sin duda las plazas en toda la geografía española y hasta aumentarán los festejos, con tal de volver a ver al “monstruo de Galapagar”. ¿No le hace todo esto mucho bien a la fiesta? Yo digo que sí.

Por eso, gracias, TORERO, por haber vuelto. Bienvenido seas, José Tomás.

miércoles, 17 de octubre de 2007

La Feria de Quito del 2007

Por Fabián Cuesta R.


Se acaban de lanzar los carteles de la Feria de Quito para este año 2007. Un año hay que decir que la empresa ha guardado un silencio poco considerado de cara al aficionado, hasta el lunes pasado. Hemos pasado elucubrando, suponiendo o ilusionando toreros y combinaciones de carteles, y la empresa, mutis total. Hasta el pasado lunes, día en que sí o sí, tenía que ser pesentado en la Municipalidad de Quito el abono al completo para su aprobación.


Mala cosa. Estarán ustedes de acuerdo conmigo en que no hay nada más emocionante para la afición que ir conociendo, paso a paso, cómo se va montando la feria de la que disfrutará, pagando por supuesto, cuando llegue el momento. La empresa quiteña parece no entender eso, a pesar de que en varias ocasiones se les ha insistido que la iniciativa de compartir con la afición, a más de ser un detalle de cortesía, también supone una buena forma de mantener encendida la afición. Por ello, un palo fuerte para la empresa.


Y para que vean que no todo es malo, se merecen en cambio un una calurosa ovación por los carteles presentados para este año. Todas las combinaciones son de mucha categoría, y hay dos o tres en particular que son de auténtico lujo: 28 de noviembre, 4 y 6 de diciembre.

Algunos otros tienen un gran interés para el aficionado, como el del 1 de diciembre, que acoge a toreros que han tenido una gran campaña en Europa. Es el caso del francés Juan Bautista, que ha dado un fuerte toque de atención en la Feria de Otoño en Madrid, abriendo la puerta grande tras una inspirada y contundente actuación. Y Daniel Luque, que es un torero joven del que se ha hablado maravillas por sus cualidades y clase, pero que la verdad sea dicha, no ha roto como se esperaba, a pesar de tener momentos destacados en el 2007.

Viene Miguel Ángel Perera, para torear el día 4 de diciembre, junto a Sebastien Castella y Guillermo Albán. Recuerden ustedes que el torero pacense fue el autor de la mejor faena del ciclo anterior. Un gran torero en vertiginoso ascenso, infaltable en las principales ferias españolas, en las que ha cosechado enormes e importantes triunfos.

Creo que hay argumentos más que suficientes para decir que la de Quito ahora sí es la mejor feria de América. Fíjense ustedes: Enrique Ponce, Julián López
"El Juli", "El Fandi", Sebastien Castella, César Rincón - en su última actuación como matador de toros-, Miguel Ángel Perera y Domingo López Chávez, este último, un torero que ha crecido y madurado muchísimo, y que también ha sido revelación este año en todas las plazas de España y Francia. ¿En qué otra plaza de América están reunidas todas estas figuras dentro de una misma feria? En ninguna.


Vuelve Guillermo Albán a Quito, luego de su injustificable ausencia en el año anterior. Apoderado y empresa habrán llegado a un buen acuerdo, pues el torero de la tierra viene estupendamente bien colocado, en los dos mejores carteles del ciclo. Se lo merece, por lo demás. Albán es garantía de espectáculo en Quito, en donde se le quiere y admira.

Su campaña europea ha sido corta y muy dura, pero ha puntuado; en Madríd, hace pocos días, se estrelló contra una imposible corrida de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, tradicional en las "resacas" de Sevilla, que lidiaba luego de más de veinte años de ausencia en Las Ventas, y que no permitió lucimiento alguno. Así y todo, fue el único torero de la terna en ser aplaudido por el respetable, por su actitud y disposición en el ruedo, y por ejecutar los pasajes más estimables de una gris tarde. La prensa especializada en España ha hablado bien del guayaquileño luego de su actuación.

Están además los locales Juan Francisco Hinojosa, en quien tenemos fe y esperamos además que alguien lo lleve bien y que pronto salga de este medio para que pueda tener un horizonte con posiblidades; Diego Rivas y Carlos Yánez tienen una nueva oportunidad en esta feria. Ojalá y sepan aprovecharla, porque de lo contrario, se les pondrá más dura la pelea de cara a su futuro profesional.


En el apartado de novilleros, se ha hecho también una buena selección: harán paseíllo el líder del escalafón español del 2007, Pepe Moral; Miguel Tendero y Juan Luis Rodríguez, quinto y décimo segundo en el escalafón, respectivamente, han sido también protagonistas de la temporada.


Ellos estarán junto a los créditos nacionales Álvaro Samper y Martín Campuzano. Álvaro ha hecho una nutrida campaña en ruedos ibéricos, alternando con novilleros punteros del escalafón y cosechando importantes triunfos. Su última actuación, en Las Ventas de Madrid, no pudo ser exitosa por la inoportuna cornada que sufrió al muletear al primero de su lote. Martín no ha tenido demasiado rodaje en el año, pero a buen seguro compensará la falta de oportunidades con su valor y con su buena disposición. Aún se recuerda su redonda actuación de la feria pasada, en la única tarde de su presentación en la feria del 2006.


También se ha acertado, creo yo, con la selección del ganado. Se le ha hecho honor a Huagrahuasi y Triana, que el año anterior fueron rotundas triunfadoras, y con honores, del ciclo quiteño. Están también Santa Coloma, Santa Rosa, Trinidad, Campo Bravo,Carlos Manuel Cobo y Mirafuente, a las que les deseamos suerte desde ya, pues como es lógico, sin toro no hay fiesta.


Otra gran novedad es el debut del joven rejoneador portugués Joao Moura hijo, caballero de dinastía, que va siguiendo la misma senda de triunfos y de clase de su padre. Estará en Quito tres tardes, lo cual supone un atractivo para los amantes del caballo y del toreo a la jineta. En lo personal, con dos tardes estamos bien pagados, pero han dicho tres. Ni modo.


Me extraña, eso sí, la ausencia de César Jiménez, uno de los triunfadores de la feria pasada. Creo que merecía estar aunque sea una tarde, luego de haberse jugado la vida en la "piscina" de Iñaquito, el 6 de diciembre pasado. Y no sólo por ello, sino porque dio la cara, e hizo una faena extraordinaria a Grandioso, un gran ejemplar de Triana, al que indultó en medio del diluvio.
También desde mi personal punto de vista, sobra en tan rematados carteles el toledano Eugenio de Mora, que también se anunció en año anterior y pasó sin pena ni gloria. Vuelve ahora sin mayor justificación ni merecimiento aunque sabemos cómo y por qué viene.


Para mi gusto, el famoso y tradicional Festival del Recuerdo peca este año de repetir toreros ya vistos, como Víctor Méndes. Gran torero, muy querido en Quito y un caballero a carta cabal. Pero ya queríamos ver a otros toreros, otras glorias, que las hay. Dávila Miura no llegó a ser una gloria del toreo y aquí se lo conoce poco. Pepe Luis Vázquez se tapa, por su ancestro taurino y porque tuvo su momento importante en la fiesta. Yo digo que es el festival más flojito de los últimos años.


En fin, la feria ha sido lanzada y ojalá que se mantenga como está. Que no hayan caídas del cartel de último minuto, accidentes indeseables y sobre todo, que a la hora en que suenen parches y metales, y salga el toro, las cosas resulten tan bordadas como el antológico año de 2006, en donde se consolidó la Feria de Quito Jesús del Gran Poder como la mejor de América.




Si deseas ver los carteles de la Feria de Quito Jesús del Gran Poder 2007 pulsa el siguiente enlace:

http://www.burladerodos.com/nota.asp?37935